Indudablemente, Doreen había dado por sentado que Ilesa aceptaba hacer lo que le pedía. —Ahora, no disponemos de mucho tiempo— dijo con rapidez—, así que será mejor que te vayas a arreglar un poco. No quiero que el Duque piense que no eres más que una pobre pueblerina. Ilesa sintió que el color le subía a las mejillas. Siempre había sido lo mismo. Cuando estaba con Doreen, ésta la hacía sentir torpe, fuera de lugar y definitivamente inferior. —Me pondré el mejor vestido que tengo— dijo, poniéndose de pie—. Al mismo tiempo, Doreen, como tú sabes muy bien, no hemos dispuesto de mucho dinero para gastar en ropa. Papá tiene que ayudar a la gente que se quedó sin empleo cuando tío Robert cerró el Hall. —Si tuvieras un poco de sentido común, no permitirías que Papá tirara su dinero en ese m