CAPÍTULO NUEVE Cuando Caitlin despertó, la oscuridad más intensa la rodeaba. En las muñecas y los tobillos percibía el frío toque del metal. Le dolían las piernas y los brazos, y entonces, reparó en que estaba de pie y encadenada. Sintió que tenía los brazos estirados hacia los lados y cuando trató de moverlos le fue imposible. Tampoco pudo mover los pies. Escuchó un cascabeleo y sintió el metal que se le enterraba con más fuerza en las muñecas y los tobillos. ¿En dónde demonios estaba? Abrió los ojos y sintió que el corazón le palpitaba con fuerza. Trató de averiguar en dónde se hallaba. Era un lugar frío. Estaba vestida, pero con los pies descalzos. Alcanzaba a sentir la fría piedra sobre la que se encontraba. También la sentía en su espalda. Estaba contra un muro, estaba encadenada a