Siento que eres un postre cítrico, dulce al principio, pero te estas tornando agrio al final. Aquella mañana abría los ojos notando a Nickolas abrazandome contra su cuerpo. Un leve ronroneo dejaba a entender que estaba medio dormido. —Nickolas —no sé porque mi voz sonaba más dulce, suave de lo normal —debemos levantarnos. — Ma chérie (Mi amada) solo un poco más —me atraía hacia el dejándome sentir su calidez y su matutina erección. —Si seguimos así no nos iremos. Aquel hombre rio levemente — ma chérie (Mi amada) mi abuelo se enteró que iremos a la competencia de repostería y pidió que nos quedemos allá ¿no te molesta? —un muy curioso Nickolas acariciaba mi cabello colocando su cabeza en la mía para olfatearme el cabello inhalando el shampoo florar que usaba. Recordaba a aquel anciano