Dulcemente te necesito ¿Quieres una galleta o dos? Parpade varias veces mientras el cansancio era notorio. Había golpeado tanto aquella puerta que mis manos me dolían estaba sentada pues el madero que esquive golpeo mi pierna derecha causándome una herida en aquella área, el dolor era insoportable. No quería llorar, no estaba acostumbrada a hacerlo, pero en esos momentos mi corazón quería desahogarse. Me había rasgado el vestido con la esperanza de que aquello ventilada algo la quemadura. El humo se filtraba en aquella habitación, yo seguía pegándole a la puerta con la poca fuerza que tenía. Moriría allí, estaba segura de eso, donde estaba aun no estaba ardiendo, pero desde abajo se podía notar el horrible color del infierno. —A…ayúdenme—en un leve susurro llamaba desesperada, había pasa