Ya en casa nos vamos a dormir, tantos encuentros inesperados el día de hoy me han dejado exhausta. Robert entra presumo que estaba en la cocina se acuesta a mi lado y yo rápidamente le manifiesto una mirada firme, no estaré por ahora con él. Solo haré una tregua en el viaje a la playa y luego tendrá que esperar a que culmine mi embarazo. Lo dejo dormir y me levanto a mirar al horizonte, me gusta contemplar a las estrellas en el firmamento oscuro, siento que allí hay un rayo de esperanza para mí. De la nada rompo en llanto trato de no hacer mucho ruido para no despertar a Robert quien duerme plácidamente. Rápidamente mi cara se hincha y se enrojece por el llanto, me acuesto al lado de Robert y se levanta velozmente. Se preocupa por el verme así y me dice: —¿Ahora por qué lloras Diane? —f