Las sorpresas no pararon, esa noche me dejo guiar por Robert silenciosamente hasta mi habitación, el dormitorio estaba en penumbras con una luz muy tenue y con música agradable ambientado románticamente. Había rosas distribuidas por toda la habitación y a su vez muchos pétalos en el suelo y en la cama. Quedo pensativa al no lo lograr comprender a simple vista de que se trata esta sorpresa de Robert. Solo pienso que la noticia de mi embarazo lo ha cambiado radicalmente. Cierra la puerta suavemente y le pregunto: —No entiendo ¿A dónde quieres llegar Robert? —indago prevenida. —Es el camino a la felicidad que te describí hace rato. Veo que hay dos copas, pero yo no puedo beber por mi embarazo, Robert enseguida me explica: —Vamos a brindar, pero tú lo harás con jugo de fresas—sonrió ante