Llegada la tarde, Juliette aprovechó que Dominic estaba en reuniones de negocios para marcharse de la empresa.
Juliette llegó al restaurante del hotel donde se hospedaba Fabricio, su corazón latiendo con fuerza.
Al ver a Fabricio sentado en una mesa en una esquina apartada, se dirigió hacia él con determinación.
—Hola, Fabricio,— dijo Juliette, sentándose frente a él sin esperar a que la invitara.
Fabricio levantó la vista, una sonrisa arrogante en su rostro.
—Juliette, qué sorpresa verte aquí,— dijo, su tono lleno de falsa cordialidad.
—Necesito hablar contigo,— comenzó Juliette, su voz firme.— Esto tiene que terminar. No puedes seguir acosándome y creando problemas entre Dominic y yo. Si no me dejas en paz, te denunciaré por lo que me hiciste en el pasado.
Fabricio se inclinó hac
