Capítulo 6
¡Papi está aquí!
El doctor, observa con detenimiento la actitud del director y aunque ahora sabe muy bien quien es el hombre que acompaña al director en este instante, es un médico pediatra y su indignación es demasiado grande en este momento, al ver la cara del hombre autoritario frente a él, pero de todas maneras se trago su indignación y lo saludo cortésmente “ buenas tardes señor Zuloaga, soy el medico tratante de la niña Fiorella Zuloaga, estoy aquí para informarle que justo ahora su condición es muy delicada, la niña ha convulsionado un par de veces ya que no responde al tratamiento para la fiebre, tuvimos que colocar dosis elevadas de medicamento ya que la niña es resistente a los antifebriles, se le realizaron varios exámenes de sangre, que solo confirman que la resistencia de la niña a los medicamentos para la fiebre se debe a que se han administrado dosis excesivas de medicamentos, seguramente le han administrado medicamentos de adultos en casa, además, me alegra que usted este aquí personalmente, su hija también podría presentar un caso legal delicado, ya que la niña presenta en algunos lugares de su cuerpo moretones, pinchazos de aguja viejos y nuevos, ademas tiene las manos rojas de quemadura, seguramente de agua caliente, también sugiero llamar al psicólogo, ya que desde el momento en el que llego ha estado inconsciente y no para de llorar llamando a papa, a mamá y pidiéndole a una bruja y unas personas que no la maltraten porque duele…
Todo está muy claro en el informe que tiene el director en sus manos, también sugiero comunicarse con el departamento de medicina legal, por los lugares donde se encuentran la mayoría los moretones y los pinchazos, están ocultos en lugares que pueden ser tapados con la ropa interior, además es importante resaltar que el estado en el que llego la paciente era realmente malo, así que tuvimos que desechar toda su ropa y justo ahora solo usa una bata de hospital” Aunque a medida que el medico daba su informe detallado de la situación de la niña la cara su padre se ponía cada vez mas fea, este no se detuvo, el director del hospital, también le hizo señas para que no continuara hablando, pero ya había comenzado y debía decirlo todo de una vez.
Después de escuchar atentamente las palabras del médico, Carlos Zuloaga después de un suspiro, por fin hablo “ ¿sigue inconsciente?” "si, por favor acompáñeme," le respondió el doctor dándose media vuelta para llevar al padre, al asistente y al chofer a la sala donde se encontraba la inconsciente Fiorella.
Reviso su situación, ya había respondido un poco al tratamiento, solo de esta manera el doctor pudo estar más tranquilo y salió de la sala sin hablar más, sin asentir con la cabeza a nadie y sin despedirse, se fue, dejando a las otras cuatro personas en la sala con la niña, el director del hospital quiso decir algo, pero se encontró con la mirada hosca del asistente de Carlos, por lo que decidió que mejor adulaba a ese poderoso hombre en otro momento y solo dijo: “cualquier cosa que necesite no dude en llamarme, debo atender algunos asuntos urgentes” se detuvo unos segundos y al no recibir ninguna respuesta, solo dio media vuelta y salió por la puerta, al cruzar la misma, dejo escapar un suspiro de alivio, dándole gracias a Dios de que este hombre no decidiera descargar su ira con este hospital.
Al ver salir al doctor, el chofer y el asistente decidieron hacer lo mismo en silencio y dejaron solos al padre y a la hija en la habitación, ella tenía un goteo intravenoso conectado a su bracito izquierdo, su carita estaba tan pálida que parecía una hoja de papel, el padre quiso tomar a su hija tan parecida a su difunta esposa en sus brazos, mientras le dolía el corazón y se arrepentía de haberse dedicado a su trabajo después de la muerte de su esposa y no cuidar bien de su hija, pero en el momento en el que la toco para tomarla entre sus brazos la niña grito: “¡papá, papi, no me abandones porfavor, seré obediente, no te vayas!” el hombre quedo petrificado en su sitio, solo mirando las lagrimas de la niña correr por sus mejillas, en ese momento sintió que era un grandísimo bastardo y no deseo imaginar todos los agravios que sufrió su pequeña.
en ese instante pensó que realmente tenia mucho tiempo sin ocuparse de ella y mucho menos de los asuntos de la casa, tomo una esposa que conoció en una cita a ciegas, solo para que cuidara bien de su hija, porque el necesitaba poder descargar el dolor de la perdida de su amada esposa enfocándose en el trabajo.
Respiro profundamente se quitó el abrigo, lo coloco en una silla y tomo a su pequeña hija entre sus brazos, sentándose en la pequeña cama, dejándola descansar sobre su pecho, en ese momento una lagrima corrió por su mejilla y la necesidad de descargar su ira con quien le haya echo eso a su pequeña comenzó a crecer desde lo mas profundo de sus entrañas… mientras pensaba en las palabras del doctor, la niña volvió a gritar “¡mamá, llévame contigo, no me dejes, papi no me quiere y no tengo otra mami, ella una bruja!” Carlos, en este momento fue despojado de toda su aura de hombre más poderoso y dominante del continente, el es el esposo de un descendiente directo de la primera línea de la corona de la realeza Británica, y está sintiendo por primera vez en toda su vida la impotencia de tener a su hija tan gravemente herida y enferma en sus brazos, comenzó a consolarla arrullándola suavemente y meciéndose en la cama.
“ssssshhhhh, tranquila mi amor, papi esta aquí, papi vino a salvarte y no te volveré a dejar sola shhhhhh” mientras la arrullaba, y la consolaba, la movía suavemente de un lado a otro, como solía hacer cuando era una bebé. recordó que su esposa se negaba a dejar a su princesa con la niñera en las noches, así que le tocaba levantarse a consolar a su hija de esta misma manera de vez en cuando.
…
Afuera de la habitación se encontraba el asistente David sentado en una silla frente a la puerta ocupado con una computadora sobre sus piernas y Juan venia llegando con un par de cafés que acababa de comprar en la cafetería, en ese momento David respiro profundo, cerró el equipo, lo guardo, miró a Juan directamente a los ojos y le pregunto muy seriamente “¿Qué ocurrió esta vez?” Juan, realmente no encontraba por donde comenzar, si empezaba por lo sucedido en el colegio, o por todas las cosas sucedidas en casa durante los últimos meses, David pudo ver su vacilación, se acomodo en el asiento, reviso la hora en su reloj de pulsera y le dijo “comienza desde el principio Juan, creo que hay mucha evidencia que encontrar y tenemos tiempo todavía” así que Juan, aun con miedo a perder su empleo y no poder seguir cuidando de cerca a la niña comenzó a contar todo lo que ha ido ocurriendo desde el día de la boda del señor, que fue la ultima vez que se le vio.