La bebé, dejó de llorar en cuanto comió la leche puso su manita sobre el pecho de su madre. Catherine percibía que los ojos de Lucían no se apartaban de ella. «¡Te odio! ¡Eres un descarado!» Levantó la cabeza y le lanzó una mirada enojada. Quería reclamarle, pero se sorprendió por la expresión de su rostro. Los ojos de Lucían no estaban sobre ella. En cambio, miraba a su hija, la pequeña bebé comía por instinto mientras hacía sonidos y mantenía sus ojos cerrados. El miró con atención y las comisuras de sus labios se elevaron, revelando una bonita sonrisa. «Esa mirada… esa sonrisa. ¿Lucían estaba sonriendo?» Esta, era la segunda vez que lo hacía, pero era esa sonrisa lo que alertaba a Catherine, desde que lo conoce ha sido frío y distante con ella y le ha dejado claro que nunca aceptarí