Con un pequeño gruñido escapando de sus labios, Asher juntó sus parpados con fuerza, odiando la sensación de pesadez que poseía su cuerpo en ese momento. Incluso su cabeza se sentía extraña, no era como la típica migraña del cual sufría algunas veces. Cuando finalmente logró abrir sus ojos, Asher parpadeó un par de veces y observó con cierta confusión el techo de su habitación, la cual se encontraba iluminada solamente por la luz del sol que se internaba a través de sus ventanas abiertas. Girando su rostro hacia la derecha, contempló el cielo. La sorpresa hizo que sus cejas se alzaran al observar que este fue completamente invadido de colores cálidos que incluso se transmitían a las nubes. —¿Qué mierda pasó? —murmuró. Hasta donde tenía entendido, se había levantado muy temprano en la ma