Sentado al medio de la cama de su pareja, Asher observaba a Caden vestirse frente a él. Y aunque por supuesto que ese gran cuerpo con definidos músculos firmes era una tentación para el humano, Asher seguía tercamente insistiendo sobre ese innecesario examen de sangre. —Sigo pensando que el examen de sangre es innecesario —refunfuñó. —Si Alaric los consideró necesario, es porque así es. —Mi médico me los hizo antes de irme de gira y todo salió bien a excepción de mi insomnio —se quejó—. Todo está bien, Caden. Solo fue un breve desmayo. —Estuviste una hora fuera antes de que decidiera llamar a Alaric. Te harás esos exámenes de sangre —indicó Caden, firme. —He estado incluso diez horas fuera de combate. Te lo dije, solo es la forma en que mi cuerpo protesta y toma el descanso necesario