Capítulo 25 Tu buena hermana Aunque decidí tomarme las cosas con calma, a medida que iba hablando me iba molestando más, y más y aunque parezca imposible… mucho más, no hay nada que odié tanto como a la gente que hace ese tipo de intrigas, intentando hacer quedar mal a una persona que ni siquiera conoce para ganar la simpatía de otra, me da asco su falta de personalidad. Porque es un hecho, que si esa mujer hubiera conocido un poco mi carácter no intentaría meterse conmigo de esa manera tan visiblemente estúpida… Al ver que el hombre todavía parecía estar confundido o aturdido con la situación actual, suspiré, definitivamente debo salir de aquí, a la mierda con lo que dijo el estúpido de Reginaldo, ese hombre poco confiable… “lamentó todo esto señor Domínguez, lo he pensado mejor y c