Capítulo 102
¡El señor Quin…tero!
Samantha, quien vestía un pantalón de tela rosado con pelitos esponjosos, que se veía realmente más cómodo que un pijama y mucho más caliente que un edredón, unas pantuflas que simulaban ser del mismo material, pero parecían unos cerditos y una franela a juego que la hacía ver fresca y cómoda, estaba realmente hermosa con su cabello rizo revuelto y su panza un poco más grande que hace unos días cuando nos vimos; esta vez, sin molestarse en mirarme le hizo un puchero de niña pequeña a nana mientras se acercaba a la anciana; pero ella no se dejó engañar en absoluto y giró su cabeza hacia el techo con engreimiento y los labios fruncidos.
¿Cómo no va a saber ella que eso solo es un intento barato de persuasión de esta pequeña malcriada?
La siguió regañand
