Aunque veo a Benjamin molesto frente a mí, no suelto la mano de Richard, quien lo mira tranquilamente como si no le preocupara en lo absoluto estar sosteniendo la mano de la esposa de su sobrino. En realidad, a mí tampoco me importa. De hecho, sería mucho mejor si se le pasara esa idea retorcida por la cabeza de que quizás estábamos haciendo algo indebido. No tendría ningún derecho a reclamar nada cuando él mismo tendrá un hijo con otra. —¿Qué hacen ustedes dos aquí? —pregunta Benjamin con tono de reclamo. —Nevaeh quería dar un paseo —dice, y miro a Richard, quien ahora mismo está mintiendo. Bueno, sí quería dar un paseo, y lo hice, pero sola. Él dice eso como si hubiera satisfecho mi deseo de hacerlo. —¿Desde cuándo le das paseos a mi esposa por el castillo? —reprende Benjamin, tomand