Nozel giró sobre sus talones para ver a la despistada que tumbó y Apple alzó la mirada para ver al descuidado que la dejó caer. Ambos sin saberlo hicieron el mismo gesto duro que tanto los identifica, por alguna razón se sintieron abrumados por la presencia del otro, la niña por la seriedad y lo enorme del hombre y él por la pequeña pelirroja que lo mira como si fuera la persona más tonta del mundo por hacerla caer. ―¿Quién eres tú y que haces en mi casa? ―Esa voz gruesa intimidó a Apple, ella retrocedió un poco más y en sus ojos había temor, pero el recordar como su madre llora siempre que piensa está sola, la llenó de valor. ―Soy la hija de su chef. ―Se puso en pie haciendo retroceder a Nozel esta vez, la impresión lo hizo actuar así y más la valentía de la niña para plantársele sin