El corazón de Saray ni siquiera latía, la mirada del hombre frente a ella realmente decía mucho y nada de las cosas que podía comprender eran buenas. ¿Estaba impotente? Se hizo la pregunta, pero no comprendió la respuesta. ―Nozel… ―No digas nada. ―Explotó él. ―Es mejor que calles. ―Reprimiendo todo lo que tenía para decir, fue directo con su madre, ya no lo soporta más. ―Valiente. ―Trató de relajar la voz con su hija. ―Mamá espera por ti. ―Le sonrió. ―Yo debo ir a ocuparme de algunas cosas, pero prometo ir contigo en cuanto llegue. ―Se arrodilló para abrazarla. ―Te amo, ¿Lo sabes, cierto? ―Apple asintió y se dejó besar por él. ―Te amo demasiado, cariño. ―La volvió a abrazar con fuerza, él se había abstenido a demostrar todo lo que sentía por ella, pero ya no podía más. ―Ve, nos vemos m