Nozel la tomó de la mano en cuanto bajaron del auto, no se arriesgará a que huya como una loca. Saray miró a su alrededor, era un edificio, ¿Acaso es dueño él de uno de los departamentos? Al subir al ascensor y verlo poner la clave supo que sí era dueño de uno de ellos. ―Nozel… ―Se sintió nerviosa al encontrarse a solas con él. ―¿Me has traído a tu departamento de soltero? ―Nozel enarcó una ceja. ―¿Es en serio? ―No, este es mi refugio. ―Confesó en un largo suspiro. ―Aquí es donde venía cuando las ganas de partirle la cara a tu supuesto marido me ganaban. ―Saray río. ―¡Lo siento, lo siento! ―Corrió para que no pudiera alcanzarla, pero fue inevitable, Nozel saltó por el sofá y en dos pasos quedó frente a ella. ―Te burlaste de mí, manzanita. ―La abrazó a su cuerpo. ―¿Siempre me vas a