Nozel dejó de mirar a Saray en cuanto su madre soltó lo que dijo, él miró a la puerta igual que la pelirroja descolocada frente a él. ¿Qué hacían esos dos ahí? ¿Cómo es que decidieron visitarlo justo en ese instante? ―Qué agradable bienvenida. ―Baylor enarcó una ceja, esos dos pareciese que les dará un infarto de la impresión. ―Señora Marcela. ―La mujer agrandó la sonrisa y los saludó a ambos. ―Bienvenidos. ―Miró a Hadassa. ―Majestad. ―Inclinó la cabeza. ―Por favor, no haga eso. ―Hadassa se incomodó, ella no puede ser una reina con los que son allegados a ella. ―Llámeme por mi nombre. ―Marcela asintió. ―Señor William. ―Hadassa abrazó al hombre. ―Se ve usted cada vez más joven. ―El hombre carcajeó. ―Me alaga usted, señorita. ―Hizo una reverencia. ―Es un gusto tenerlos aquí y… ―¡Tía