El fin de semana lo aprovecho para terminar de desempaquetar las últimas cosas que me quedan en las cajas de la mudanza y para ir echando un vistazo al temario de las asignaturas del nuevo semestre. El dolor muscular ha ido desapareciendo progresivamente, aunque las imágenes de Alessandro sobre mí están más vívidas que nunca, recordándome que he entregado mi virginidad a cambio de ayuda financiera. Continúo confundida, muy confundida. No sé cómo lo haré, pero tengo que tratar de aclarar la maraña de emociones que colapsan mi cabeza. Estoy tremendamente desconcertada. Para tratar de relajarme, bajo a la cocina. Me apetece lasaña de carne, así que voy a pasarme media tarde preparándola, a ver si de ese modo consigo deshacerme, aunque solo sea un rato, de la confusión. Busco los ingrediente