Lo qué pasa en las Vegas, no siempre se queda en las Vegas.

1917 Words
Estoy tomando mi tercera taza de café, recordando las veces en las que me había emborrachado anteriormente. No eran muchas, de hecho, creo que está era la segunda vez que bebía alcohol en mi vida. Siempre he sido una chica tranquila, no es que me considere asocial o tímida, me gusta hacer amistades y pasar el rato con personas agradables, sin embargo, las fiestas no son muy lo mío. Entonces, ¿qué hago en las Vegas?, Jessie Miller me convenció en hacer el pequeño viaje junto con nuestros compañeros de carrera y luego básicamente todo se fue al desagüe cuando decidí beber más de lo normal. Llevó un bocado de sándwich a mi boca en completo silencio y analizo las mil maneras en las que podría asesinar a mi mejor amiga mientras duerme por haberme hecho venir a este viaje. ¿Cómo le explicaría a mis padres que estoy casada? —Sé lo que estás pensando— dice con sus grandes ojos azules luciendo totalmente arrepentidos. — No debí dejar que bebieras demasiado, pero en mi defensa parecías bastante sobria cuando decidiste casarte con Carter, por otro lado yo si estaba básicamente ahogada en alcohol. —Concuerdo con ella— declaró James dándole un beso en la mejilla a su novia. —Oh, claro que estas de acuerdo con ella. Es tú novia. Ellos son una pareja terriblemente adorable, no pueden despegarse el uno del otro y parecen sacados de una revista dedicadas a parejas con genes espectaculares. Jessie Miller, es rubia, sus ojos son tan azules que podrías perderte en la intensidad de ellos y ni hablar de su asombrosa sonrisa, fácilmente podrían confundirla con un ángel y James luce igual de atractivo con su cabello oscuro y ojos grises, ambos juntos pareceren modelos sacados de una revista, la belleza que poseen es realmente intimidante para gente con rasgos normales como yo. Me duele la cabeza, solo quiero hacer desaparecer las últimas veinticuatro horas de mi vida. Antes de venir a las Vegas era una chica tranquila de veintiún años, mi único problema era terminar el último semestre de la universidad y graduarme. Sin embargo, el universo parece tener otros planes para mí porque al parecer ahora soy una universitaria casada y no recuerdo absolutamente nada de mi primera vez. Absolutamente genial. Luego recuerdo los últimos cincuenta minutos y simplemente quiero desaparecer de la faz de la tierra. Porque no era suficiente vergüenza no recordar casarme con Carter, si no que huí como una cobarde de la habitación en cuanto me di cuenta que estábamos casados y ni siquiera fui digna de vestirme, simplemente corrí por todo el pasillo del hotel en ropa interior. Por suerte, llegué a la habitación que compartía con Jessie antes que alguien logrará obtener un vistazo de mi culo semidesnudo ahí me coloqué una enorme capucha gris y mis amados vaqueros. — ¿Están absolutamente seguros que no me puedo divorciar ahora mismo? Jessie y James se quedan mirando detrás de mí y sin girarme sé quién está detrás. —No puedes separarte de mí durante 30 días cariño, es el tiempo mínimo que debe pasar antes de pedir el divorcio— desliza la silla libre a mi lado y toma asiento en ella, luego mirándome a los ojos roba el sándwich de mi plato y se lo lleva a la boca. —Aquí entre nosotros, creo que cuando pase el mes no querrás separarte de mi. Bien, creo que me retiraré lentamente de esta mesa antes de caer en la tentación de ese delicioso cuerpo. — Tienes un ego demasiado grande. —Y otra parte de mi cuerpo a la que estás familiarizada también es demasiado grande. Siento cómo lentamente el rubor se extiende desde mi cuello a mi rostro. Sé perfectamente a qué se refiere con "otra parte" y de repente siento que el restaurante del hotel es demasiado pequeño. Estoy apunto de negarlo cuando dos chicos que reconozco como Chad Matthews y Bred Williams entran al restaurante silbando y gritando como completo desquiciados. —Miren qué tenemos aquí, la pareja más ardiente de las Vegas —grita Chad con una enorme sonrisa caminando hacia nuestra mesa. —No puedo creer que realmente lo hicieron, estoy esperando llegar a la universidad para ver la reacción de todos— Bred con quién antes de este viaje nunca había hablado me da un sonoro beso en la mejilla y luego deja caer su brazo en mi hombro y el otro libre lo coloca en el hombro de mi ahora esposo y finge susurrar pero básicamente grita. — Entonces, ¿ya consumaron el matrimonio? Me atoro con mi propia saliva, mientras todos en la mesa ríen ante sus palabras. Le lanzó una mirada asesina a mi mejor amiga por reírse también. —Más de una vez. ¿Verdad?, cariño —inquiere Carter guiñandome uno de sus asombrosos ojos. Y tomó eso como la señal para huir. Necesito tiempo a solas para recapacitar todo lo que ha ocurrido sin tener una resaca o personas a mi alrededor. Especialmente necesito tenerlo a él lo más lejos posible. Me levanto de la mesa, dejando atrás el desayuno que casi no toque. —Necesito descansar antes de tener una conversación más sobre esto— gruñó y salgo del restaurante en un tiempo récord. Ni Barry Allen puede huir de situaciones tan rápido como yo. Tomó el ascensor y presionó el botón del piso al que me dirijo. Suelto un fuerte suspiro cuando siento vibrar mi celular en el bolsillo de los vaqueros y aunque agradezco no haberlo perdido en medio de mi borrachera, no entiendo porqué ha estado vibrando tanto desde que lo recuperé en mi habitación con Jennie antes de bajar a desayunar. Deslizo mi dedo en la pantalla y veo que todas las notificaciones vienen de mi i********:. Casi nunca utilizo i********:, al menos que sea para ver un poco sobre la vida de los famosos que sigo o de mis amigos. Aunque debo admitir que veo más cosas sobre las Kardashian-Jenner de lo que debería. Cuando abro la aplicación casi me da un paro cardíacos de eso que necesitaría intervención quirúrgica de la Dra.Yang y quién sabe hasta un marcapasos. Lo que mis ojos están viendo no tiene absoluto sentido. El último post que publiqué es una completa locura, es la única foto de mi i********: con tanta interacción y no puedo creer que realmente fui capaz de escribir esa descripción y subir esa foto. No quiero ni siquiera pensar qué más hice en ese lapso de tiempo en que el alcohol gobernaba cada célula de mi cuerpo. Estaba completamente desquiciada. Cubro mi rostro en la almohada con desesperación y rezo que este día se acabe. ──────•❥❥❥•────── Se escuchan tres golpes en la puerta de la habitación e inmediatamente sé que no se trata de Jessie, ella jamás tocaría la puerta antes de entrar, de hecho, estaba demasiado ocupada disfrutando de las últimas horas que estaríamos en Las Vegas antes de que nuestro avión saliera en la mañana. Desde que regresé a la habitación y vi todo el caos que se había formado en mis r************* simplemente decidí que no estaba lista para salir de las reconfortantes sabanas hasta que fuese hora de irnos y realmente estaba logrando mi cometido hasta ahora. Quién sea que esté afuera no parece querer irse pronto. Dudé en levantarme de la cama, pero finalmente mi razonamiento fue más fuerte. ¿Qué tal si mi mejor amiga simplemente había perdido las llaves?, total parece que uno pierde muchas cosas en Las Vegas. Como mi virginidad. Abrí la puerta y Carter me sonrió con esa sonrisa encantadora que tiene. Todo de él gritaba peligro, sus fuertes brazos tatuados, su cabello castaño y esos hermosos ojos que eran demasiado hipnotizantes como para dejar de verlos. Me hice a un lado, reuniendo toda la poca sensatez y madurez que me quedaban. Él entró a la habitación, dejando un rastro de perfume a su paso y se quedó de pie en medio de la habitación observandome con cautela, como si yo fuese un pequeño animal herido al que está apunto de rescatar. Cerré la puerta detrás de mí y de repente me sentí diminuta, su presencia parecía encoger la habitación, el espacio parecía menos teniéndolo ahí de pie frente a mí mientras solo se limitaba a observarme y sonreír. —Tenemos que hablar —dijo de pronto, rompiendo el silencio en el que nos habíamos sumido. —¿Sobre qué? —pregunté en un murmuró. —Sobre nuestro matrimonio—respondió con obviedad. Me alejé de la puerta y caminé hacia la cama, en el camino nuestros hombros se rozaron. Todo mi cuerpo se tensó, una sensación eléctrica recorrió cada espacio existente de mi piel y de pronto sentía mis sentidos debilitados. Podría jurar que él sintió lo mismo cuando lo escuché exhalar con fuerza. Sin embargo, me negaba a admitir que había sentido algo, por más diminuto que fuera. No quería ser otra chica más en su larga lista de conquistas, porque era imposible no saber qué Carter West, podría tener a las chicas que quisiera dentro y fuera del campus. —Si estás preocupado por el hecho que ahora estamos casados y no podrás tener tus conquistas cuando regresemos entonces no deberías preocuparte, porque para lo que a mí concierne no soy tu esposa y eres libre de hacer lo que quieras —expuse con seriedad, tratando de tomar esta situación de la manera más controlada después del pequeño drama de la mañana. Carter negó con la cabeza, su sonrisa ahora era amplia y dos hoyuelos se formaron en sus mejillas. —Lo que no estás entendiendo, es que yo no quiero divorciarme, ahora eres mi esposa y cuando lleguemos al campus seguirás siéndolo. La puerta se abrió de golpe. —No vas a creer lo que me pasó, un maldito hombre disfrazado de Elvis dejó caer vino en mi ropa— Jessie entró a la habitación, desabotonando su camisa blanca ahora manchada de vino. —¡Jessie!—chillé y finalmente levantó la mirada encontrándonos a Carter y a mí en la habitación. —¡Dios mío!, tú esposo casi me ve las tetas— se queja. —No es mi esposo. —Negarlo no hará que sea menos real— responde el mencionado y luego le guiña un ojo a Jessie. —No vi nada. Puse los ojos en blanco. — Una boda en Las Vegas no es real. Carter ignora lo que he dicho y se acerca, mis órganos parecen dejar de funcionar cuando su manos sostienen mi rostro con delicadeza y deposita un beso en mi frente que parece durar una eternidad. Su embriagante aroma a perfume y crema de afeitar debilita mis sentidos y cuando se aleja estoy demasiado atontada como para replicar. —Tengo que irme, pero aún no hemos terminado de hablar, cariño. Con pasos largos y decididos sale cerrando la puerta detrás de él. —¿Por qué no me embriagué y me casé yo con él?—pregunta la rubia atónita. —La razón obvia que es porque estás saliendo con su mejor amigo, James. —No me malentiendas, amo a James, pero ese chico que acaba de salir por la puerta es ardiente. Y es todo mío. Niego con la cabeza alejando ese pensamiento y me dejó caer en la cama con un fuerte suspiro, esto será más difícil de lo que pensé
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