Después de ese incidente con el té, la primera semana que pasamos juntos fue una de las peores que he vivido durante mi traslado. Discusiones constantes por cosas insignificantes, tirar tazas a los fregaderos y negarse a hacer té. Todo parecía ridículo, pero ocurría. Y ocurría con frecuencia. Harry siempre terminaba ganando contra mí, y yo pagaba el precio por encender la discusión. Yo dormía en una habitación, él en la otra de enfrente. Intentábamos evitar hablar entre nosotros en la medida de lo posible, pero de todos modos ocurría. Él decía unas cosas, yo otras, acabábamos discutiendo y luego otra vez me echaba al hombro o me cargaba como forma de obligarme a hacer lo que él quería. Domina y abusa de su poder. Y yo sólo podía perder impotentemente ante él cada vez. Ahora mismo esta