Estuvieron más de una hora en el restaurante. Después del postre, Amber sentía que el alcohol se diluía, sin embargo continuaba algo mareada. Christopher no dejó de preguntarle por su vida, sus gustos, aficiones e incluso lo que pensaba sobre él o sus socios. —Son todos unos idiotas —respondió después de beber agua—. Blade es el principal. Se escuda en sus buenas acciones y principios, pero es igual de hipócrita que el resto de ustedes. Tú eres el que mejor tolero. Christopher tocó su pecho. —Me halaga —respondió sonriente. Amber movió las manos, anudó su cabello como una cebolla y colocó sus manos bajo su mandíbula. Lo miró detenidamente. Fue tan abierta con él, que temió que Chritpoher usara sus palabras en su contra. Fue honesta, real, única, con una persona que tal vez juzgaba ma