Amber sujetó el filo de la puerta después de esperar unos segundos sin respuesta. Ferrer iba con un único propósito, pero después de verla su cerebro sufrió un corto circuito. Olvidó el caso. Quería molestarla, como lo hacía en la escuela con las niñas que le gustaban. Y de inmediato se detuvo. ¿Significaba que la abogada le gustaba? No podía ser. Debía ser un error. Pero no lo era. Ella le agradaba de la misma manera que la detestaba con toda su alma. Cuando la puerta comenzó a cerrarse, Christopher la detuvo con el pie y colocó una mano cercana a la suya. Ambos empujaron la puerta hacia el lado contrario. Por fuerza Christopher ganaría la batalla, sin embargo Amber no se rendiría. Ella haría lo necesario para sacarlo de su vida, así tuviera que patearlo en la ingle. —¿Qué te hace pen