Mi querido Ismael, hoy escribo en tus páginas para contarte que me siento muy mal conmigo misma. Inmediatamente después de lo que pasó con mi hermana me sentí de maravilla y vine corriendo a narrarte todo; sin embargo después se me pasó la calentura, dejando lugar a la culpa. Fue muy feo ir a trabajar en ese estado, no podía concentrarme e incluso hubo clientes que se quejaron de mí; no me extrañaría volver a ocupar el último puesto en ventas, deberé afrontar esa vergüenza una vez más… y una larga charla sobre marketing con mi jefe; eso si es que no me echan a la mierda. Necesito volver a terapia, ahora más que nunca… y no me refiero a la “Terapia de la Poronga” de Gaby, sino a la de verdad… no sé si Sebastian me aceptará de nuevo, tal vez tenga que ir arrastrándome a suplicarle; pero si