—¿Otro trabajo? —pregunté mientras comía con Julie. —Si, Brooke —contestó mientras devoraba aquella ensalada de frutas. Estábamos en un pequeño restaurante, en una mesa casi al fondo. Una ventana amplia al lado daba a una avenida congestionada. Al otro lado, el pasillo prácticamente terminaba en un par de mesas, la nuestra incluida. Había pocos comensales, y no entendí porque Julie me había conducido hasta aquel rincón. Tal vez quería intimidad. Pero después de horas teniendo sexo y con un montón de orgasmos, me parecía que más intimidad era exagerada. —Tú y yo somos muy parecidas, Brooke. Somos almas gemelas. Buscamos satisfacernos, satisfacer nuestras pulsiones. Yo llevo un camino más avanzado. Tu estas iniciando y de verdad, quiero que llegues lejos. Que nada te detenga, Brooke. Yo t