Sus besos sabían exactamente a como los recordaba, sus manos se sentían igual de bien a como la última vez que me tocaron, y nuestras lenguas seguían sincronizadas en un baile que solo sabían hacer cuando estábamos juntos. Sus labios se alejaron de los míos haciendo que los extrañara al instante. Su frente se presionó contra la mía mientras nuestros pulmones buscaban el aire que les había sido arrebatado con ese beso cargado acalorado. —Pensé que… —No pude —lo corté con nuestras frentes pegadas—. Intenté engañar a mi mente para hacerlo pero no pude, no quería. No quería seguir engañándome. Una sonrisa salió de Chace cerca de mis labios. —Pensé que me habías olvidado. —No es tan fácil, créeme, lo he intentado —le confesé casi en un susurro pero con una sonrisa