Hedrick le acariciaba los muslos con suavidad,. La despojó con lujuria en su mirada, de la última prenda, y volvió a abrirles las piernas. Se acostó y llevó su rostro hasta la zona mojada de ella. La cálida respiración de Hedrick hacía que Heleanor sintiera un cosquilleo que le ascendió por el abdomen, provocando que se agarrara fuerte de las sábanas de la cama. Entonces unió su boca y empezó a disfrutarla como un delicioso postre dulce, que además se mojaba cada vez más. Los minutos pasaban y Hedrick seguía gozando del exquisito sabor, mientras Heleanor contenía sus placenteros jadeos. Era tanto el goce de Heleanor, que presionó la cabeza de Hedrick y lo hundió con fuerza contra ella, sintiendo como algo salía de su interior. El pecho le brincaba y su respiración era jadeante. Hedrick s