Heleanor desvió la mirada al ver el semblante serio de Hedrick. Hoy lucía diferente y sintió una presión en su pecho. No se había hablado y temía enfrentarlo. No creyó que una sola noche, se convertiría en auténtico dilema, que fuera capaza de robarle el sueño. Estaba mal, estaba muy mal, que el hijo de su mejor amiga y que además era su ahijado, le pareciera tan atractivo y la colocara nerviosa. No había olvidado su encuentro y cada vez que lo veía, percibía una ola de calor, que le recorría el cuerpo, haciéndole revivir las imágenes de aquella velada tan maravillosa. Evitaba mirarlo, porque si veía esos ojos azules, que le inspiraban calma y tranquilidad, pero que a la vez la observaban con deseo, podría caer hipnotizada en ellos. Nunca antes se había sentido así, como si un temible depr