—No me mires así, yo no hice nada —le digo a Roberto quien vuelve la mirada a los chicos que están trabajando. —No estoy seguro de eso —lo veo acercarse a mí—de lo que si estoy seguro, es que cada vez que se encuentran ese hombre se interesa más en ti, es demasiado notorio. Mi vista contempla como todo es nuevamente cargado al camión, para ser entregado posteriormente en el lugar de exposición. —Eso lo tengo controlado, no te preocupes —en serio creo eso, no he cruzado la línea que el mismo me dibujó. Expulso sonoramente el aire de mis pulmones, permitiendo a mi cuerpo soltar parte de la tensión que había acumulado en los últimos días y permitiéndome pensar en otros temas. —¿Cómo sigue tu hijo? —veo como la mirada de Roberto se cristaliza —el médico dice que continúa estable por el mo