El día tan esperado llegó.
Grace estaba en la mansión junto a Gilda, sentadas con una copa de vino, habían pocos invitados, para ser exactos, el juez civil, el abogado de la familia, la madre y hermana de James, y por su puesto Harry.
“Pensé que esta boda sería en grande”, dijo Gilda asombrada por las pocas personas que habían.
De repente antes de que Grace pudiera responder, llegaron al rededor de veintes personas, todas familia y amistades de la novia.
“Ya ves que ahora no somos los únicos”, dijo Grace.
Finalmente James salió de habitación, como siempre vestía un traje radiante, saludaba a todos con una gran sonrisa, era difícil no enamorarse de él.
“Hola Grace”, dijo James al acercarse.
“Hola señor, ella es mi amiga Gilda”, presentó.
“Mucho gusto señor Miller”, dijo Gilda mientr
