CAPÍTULO 9: BIENVENIDO LIAM
Nunca he sido muy bueno para ocultarle cosas a mi esposa, pero en esta ocasión valió absolutamente la pena, verla enamorarse a primera vista de nuestro hijo fue maravilloso. Nuestro hijo… Aun no me lo creo.
Anoche cuando Antonia me llamó, me contó la historia de Liam y mi corazón grito ¡SI! Un enorme y rotundo sí, así que temprano en la mañana fui a la fundación y al conocerlo, todo en mi vida cobro más sentido, este pequeño era nuestro hijo, de eso no había una sola duda.
- Es tan pequeñito – susurra Maggie al ponerlo en la silla del auto
- Pronto será todo un hombre y nosotros un par de ancianitos cuidando a sus hijos –
- Ay mi amor, ¿te imaginas nosotros canosos llenos de nietecitos así de pequeñitos como nuestro Liam? –
- Claro que si mi amor, muchos hijos con muchos nietitos, ese es nuestro futuro –
Llevo a mi esposa a la casa de mis suegros donde toda la familia nos está esperando, vamos a presentar a nuestro pequeño, será una sorpresa para todos, Antonia mandó un mensaje al chat familiar y exigió que todos estuvieran presentes a las siete de la noche sin excusas ni disculpas, a nosotros nos dijo que llegáramos un poco más tarde para que nadie viera nuestro bultito de amor antes de tiempo.
Al llegar le enviamos un mensaje y ella nos pide esperar cinco minutos más.
- ¿Crees que mi papá se ofenda por no ponerle su nombre al niño? – me pregunta Maggie
- No creo, tu papá sabe que le prometimos a mi papá ser el primero en tener su nombre en nuestros hijos, me preocupa más el abuelo Frank –
- Oh, el seguramente se ofenderá –
Mi esposa se ríe y al recibir el visto bueno de su tía, bajamos a nuestro pequeño y entramos a la casa, al asomarnos al comedor, la familia en pleno esta reunida, incluso la abuela Jade que ha estado el último año ausente de la familia ya que estaba cuidando a su hermana después de un accidente en casa, está aquí, la felicidad del abuelo Frank es innegable, bueno, al menos ella podrá calmarlo.
- Bueno familia, atención todos – dice Antonia poniéndose en la cabecera de la mesa al vernos acercarnos – tengo excelentes noticias –
- Dime que la vasectomía no ha fallado pastelito –
Los gemelos estallan en risas al ver la cara de angustia de su padre, tiene razón de asustarse, la última vez que Antonia hizo una reunión y comenzó con esas mismas palabras, anunció que estaba embarazada de Carlota.
- No ha fallado amor mío – Antonia se acerca y besa a su esposo y acaricia su cabello – pero, más o menos por ahí viene la noticia –
- ¿Pequeña? – Oliver mira a su esposa y ella sonríe y niega, mi amigo y cuñado se desinfla un poco y me hace sonreír
- No luzcas tan desanimado hijo – mi suegro revuelve el cabello de su hijo como si fuera un niño
- Buenas noches familia – entro al comedor usando mi tamaño para cubrir a mi esposa y a nuestro bebé
- Siéntate hijo, Antonia nos tiene noticias – dice mi papá mostrando nuestras sillas vacías junto a ellos
- De hecho, nosotros traemos las noticias –
Me giro dándole espacio a mi esposa para que entre con Liam en sus brazos, un jadeo colectivo escucho a mis espaldas y luego las sillas se ruedan sin cuidado y somos rodeados por nuestra familia que arrullan a nuestro pequeño, Paloma me abraza y se le escapan varias lágrimas cuando Maggie deja que ella sea la primera en cargar al niño, la familia nos felicita y los abrazos y lágrimas van a la par, por último, Oliver me abraza con fuerza y luego corre a cargar a su hermana haciéndola reír.
- No puedo creerlo, ¿es mi ahijado? – mi cuñado no cabe de la dicha y reclama a mi hijo de los brazos de su prima – hola campeón –
- Es hermoso, ¿Cómo se llama? – pregunta Laila acariciando la mejilla del bebé
- Liam Mateo – digo con orgullo
- ¿En serio mi niño? – mi mamá nos mira con adoración y va a reclamar a su nieto de brazos de Oliver – mi precioso pequeñín –
Miro a mi padre y tiene los ojos llenos de lágrimas, se acerca a mi esposa y la abraza con ternura, cuando nos casamos ella le prometió que nuestro primer hijo llevaría el nombre de él, el segundo llevaría el de su padre y el tercero llevaría el del abuelo Frank.
- Mi niña Mag –
Mi padre acaricia las mejillas de mi esposa y la besa en la frente, se aleja de ella y me vuelve a abrazar a mí con fuerza, me agradece con la voz quebrada y luego reclama al pequeño Liam y lo arrulla con amor.
- Es hermoso el pequeño, pero sería más hermoso si se llamara Frank Liam – dice el abuelo Frank
- O Liam Arthur – le responde mi suegro
- O Frank Liam Arthur, ese si es un nombre fuerte – rebate el abuelo Frank
- Liam Mateo es perfecto – dice Nana Jade – y ni una palabra más muchachitos –
- ¿Por qué? – refunfuña el abuelo Frank y luego mira a Laila – Cierto que tu si me vas a honrar poniéndole a tu bebé mi nombre, ¿verdad? –
- Hablemos de eso cuando este embarazada y segura que sea un niño, ¿te parece abuelo Frank? –
Todos nos reímos de los pucheros del abuelo Frank, que se acaban cuando llega el turno de él de cargar al bebé y este le sonríe, en todo el rato no lo había hecho y ahora nadie le va a quitar el orgullo a este hombre que se adueñó del bebé y hasta le cambio el pañal y alimentó para que nosotros pudiéramos cenar tranquilos con el resto de la familia, mientras el cenaba con él bebe aun en sus brazos.
Luego de la cena pasamos otro rato disfrutando de los pucheritos del bebé y de Carlota que también acogió al bebé con amor, prestándole sus juguetes y su tapete en la sala de juegos, hasta ayudo a hacerle el biberón, encantada con el bebé, Maggie respira tranquila ya que le preocupaba ponerla celosa porque Antonia se había ofrecido a ayudarnos cuidando a Liam mientras trabajamos.
- ¿Ves que no se iba a poner celosa? –
- Eso veo tía –
- Carlota es amorosa con todos y está acostumbrada a estar rodeada de gente, sabe que uno más no le va a quitar la atención, no tienes nada de qué preocuparte, el estará bien y ustedes podrán cumplir con tus obligaciones sin problemas, quien mejor que la familia para cuidarlo –
- Gracias tía, de todo corazón, gracias –
Mi Maggie abraza a Antonia y solloza en su hombro, su tía ha sido nuestra hada madrina de la felicidad con el tema del bebé, le estaré eternamente agradecido por ayudarme a darle la mayor alegría a mi esposa y dármela a mí también.
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Ha pasado dos semanas desde que Liam llegó a nuestra familia y ha sido una montaña rusa de emociones y felicidad.
Y de pañales explosivos también, me pareció muy divertido cuando le hizo esa gracia a Adam, pero no fue tan divertido cuando me la hizo a mí, afortunadamente el pediatra nos recomendó unas gotitas que le han sentado de maravilla a su sistema digestivo y los pañales explosivos han disminuido.
- Hola amor – me saluda mi esposa desde la sala al verme llegar a casa - ¿cómo te fue? –
Mi respuesta es solo una sonrisa pícara, me quito el saco antes de acercarme a ella y besarla, el bebé duerme en el corralito así que aprovecho y acuesto a mi esposa en el sofá besándola y acariciándola hasta hacerla gemir alto.
- Te extraño hermosa –
Oh, eso también, el pequeño Liam es un experto bloqueador de momentos de adultos, como me pidió Maggie que le dijera en vez de bloqueador de pollas.
- Yo a ti amor –
El quejido del bebé me hace suspirar frustrado en el cuello de mi esposa y ella se ríe a carcajadas.
- Te amo hijo, pero déjame disfrutar a tu mami un ratito –
- Es igual de celoso que tu mi amor –
Me arremango la camisa y voy a la cocina a lavarme las manos mientras mi esposa carga a nuestro bebé y lo revisa, llevándoselo a cambiarle el pañal a la habitación. Arreglo el desorden de la sala y pongo a hacer un poco de pasta con champiñones, al ver que tenemos pocas cosas para cocinar, hago una lista de compras rápida y se la paso a la asistente del edificio para que nos ayude con eso por la mañana.
- Hola papi – dice mi esposa con voz de bebé al regresar con Liam en brazos – te extrañe papito –
Me alejo de la estufa y cargo a mi pequeño quien me recibe con una sonrisa abultando sus hermosas mejillas rozagantes y regordetas, ha ganado bastante peso estas últimas dos semanas y su revisión con el pediatra ha ido muy bien dándome una enorme tranquilidad debido a su venida al mundo tan caótica.
- ¿Como se portó mi hombrecito hoy? –
- Muy bien, hoy durmió un poco más, no tuvo muchos cólicos y me dejó adelantar bastante el papeleo del hospital que tenía pendiente –
Maggie me sustituye en la cocina mientras yo acuno a mi bebé y dejo que el estrés del día se vaya de mi cuerpo con cada una de sus sonrisas y gorgojeos inocentes, nunca imagine tanta felicidad.
- ¿Es mágico cierto? Como solo una sonrisita de él te quita el cansancio, el estrés del día, todo – asiento sonriendo - Oliver me llamo en la tarde, quiere que te convenza para que dejes el bufete y te vayas a la compañía con él, así tendrías más tiempo para el bebé –
- También llamo a mis padres y hasta le dijo a Laila que me llamara –
- Está desesperado por asegurarse el puesto de padrino –
- ¿Aun no le has dicho que si lo será? –
- Nop, lo tengo en suspenso, ya me regaló dos pares de zapatos – ella se ríe maliciosamente – ya sabes que me encantan los sobornos, Asher me mando chocolates hoy y papá me llevó donas a la oficina ayer –
- Usaré una página de tu libro y me dejaré sobornar antes de decirle que estoy poniendo todo en orden para dejar el bufete –
- ¿De verdad amor? –
Le entrego el bebé a mi esposa y tomo el relevo en la cocina y empiezo a hacer la ensalada mientras le cuento mis planes a mi esposa, hace un tiempo creía que necesitaba un poco más de tiempo en el bufete, pero mi tiempo investigando con los Latham me ha hecho ver que trabajar con mis socios no es tan satisfactorio como antes, se han vuelto ambiciosos, no es malo, pero no es mi estilo, me gusta ser más relajado en mi trabajo y tener compañeros para apoyarnos, no para competir y mirar a cada rato por encima del hombro a ver quién tiene más casos, esa competencia insana no me gusta.
Después de comer con mi esposa y bebé, nos vamos a nuestra habitación y le hacemos la rutina de relajación que Antonia nos recomendó y ha hecho que duerma un poco más, aunque solo nos ha funcionado de día.
- Anda hombrecito, duerme, tengo hambre –
- Acabamos de cenar amor –
- Mi hambre no es de comida cariño, pero él no debe saberlo o le dará mamitis –
Mi esposa se ríe de mi mientras se va a darse un baño y yo me quedo consintiendo a mi hijo, quien, gracias al cielo, me hace la segunda y se queda dormidito, lo pongo en la cunita, él se queda quietito abrazando su cobijita, espero un par de minutos y al verlo dormir tranquilo, me desnudo, agarro el monitor y me uno en el baño con mi esposa.
Al entrar ella está de espalda lavándose el cabello, la vista de su trasero y espalda enjabonados hace que me ponga duro de inmediato, entro a la ducha y acaricio sus caderas con mis manos y su trasero con mi erección. Ella gime y deja caer su cabeza en mi hombro.
- Hola esposa –
- Hola esposo –
Subo mis manos por sus costados hasta llegar a sus senos, ella se pone de puntitas y mete una mano entre nosotros guiando mi pene hasta su entrada, sabiendo que mi pequeño bloqueador puede levantarse en cualquier momento, no pierdo el tiempo y entro en mi esposa de una sola estocada haciéndola estremecerse, gimo en su cuello al encontrarla lista para mí.
- Le pediré a Oliver que se lleve a su ahijado este fin de semana, quiero tenerte solo para mi – mi esposa se ríe y luego gime alto mientras la penetro con todas las ganas que le he tenido en las últimas dos semanas, hasta llevarnos al cielo.