Mal día

1617 Words
La noche, después de tanto, de muchos malos momentos, es la más divertida de muchas. Ángel bebe y baila toda la noche con Sabrina y Karina, mientras Fernando no ha dejado de su esquina que ha tomado como su lugar seguro. ─¿Y tu hermano por qué no baila?, ¿Así de aburridos es? ─pregunta Sabrina mirando al hermano de su amiga cómo está en una esquina de la casa, con sus tres amigos, quienes ya están acompañados con chicas que más bien parecen modelos. ─Él no baila, el solo está ahí, sentado mirando todo, así es el... ─responde con una gran sonrisa. ─Anda invitalo a bailar, a ver si sale. ─dice Sabrina tocando las costillas de Angel con su codo con sutileza. ─Nop... ─niega con la cabeza y una gran sonrisa. ─Ya estoy muy ebria como para invitar a alguien a lo que sea... ─balbucea entre carcajadas. Poco a poco, con el transcurso de la noche, uno por uno se han ido yendo los invitados, unos ebrios, otros cansados de bailar, reír y disfrutar, pero Sabrina y Ángel continúan la fiesta con Karina. Los invitados se reducido a solo su hermano, su mejor amigo, dos chicas que los acompañan, Karina, Sabrina y Ángel. ─No te duermas... ─dice Karina, viendo cómo Ángel empieza a bostezar. ─Estamos cansadas, nosotras si trabajamos... ─bromea Sabrina. ─No se pueden ir así... ─las toma a las dos de los brazos. ─tengo una habitación para ustedes, así podrán pasar lo que queda de noche. ─Yo necesito algo de agua helada, un poco de aire y algo de comida. ─dice Ángel ya sintiéndose demasiado ebria, muy por encima de su propio límite. ─No seas aburrida... ─dice Karina abrazándola. ─¿quién come y toma agua mientras estás ebria? ─la empuja algo fuerte que la hace tambalear. Fernando, quién las ha visto muy bien disimulado desde que llegaron, a un brinco mal disimulado al ver que está por caerse. ─¿qué te pasa, guapo? ─pregunta una de las amigas que los acompañan, mientras pasa su mano por el pecho. ─nada. ─disimula como si se le hubiese caído algo. ─ya estoy cansado... ─regresa a su lugar al ver de manera fugaz como Ángel regresa a las chicas. ─¿Tienes algo de comer?. ─pregunta ya está vez en serio. ─Si, en la cocina creo que un hay algo en el freezer. ─señala en dirección de la cocina. ─toma lo que quieras... ─dice, pero es interrumpida al ver que Sabrina empieza a vomitar a mitad de la sala. ─Oh por Dios... ─retrocede por el asco que le causa esto. ─iré por algo para limpiar. ─dice, y sale corriendo lo mejor que puede a la cocina. ─¡¡Ayudame, idiota!! ─grita Karina a su hermano al verlo muy cómodo en su lugar sin inmutarse, mientras ella está siendo salpicada por vómito de Sabrina. ─Ve a ayudar. ─empuja Fernando a su amigo, mirando tras su hermana, que es donde queda la cocina. ─¿porque yo?... ─reniega, pero aún así va en ayuda de Karina, dejando a las chicas solas, ya 2ue Fernando sale del lugar. El llega al jardín y escucha un poco de destrozos en la cocina, ya que la ventana de la misma da al jardín, así como la puerta trasera. Por otro lado, Ángel a intentado encontrar algo de agua, pero es tal su ebriedad que busca en los estantes altos, más no en el freezer como se lo ha dicho Karina. ─¿Dónde está comida?... ─balbucea como quien busca una mascota. ─Ven con mami... psh, psh, psh, psh... se inclina a buscar por el piso, como si el agua y la comida fuese un gato. ─¿que haces?... ─mira Fernando a Ángel en el suelo, gateando mientras no para de repetir sonidos graciosos. ─Busco la comida, y... ─¿comida de gato? ─pregunta con el ceño fruncido. Fernando no ha bebido nada más que bebidas energizantes. ─levántate del suelo. ─tiende su mano. ─No le doy la mano a delincuentes. ─dice intentando levantarse sin éxito alguno. ─yo soy honesta, y sincera, y tu eres un delincuente. Guapo, pero un vil delincuente asustador de mujeres... ─se tambalea cayendo nuevamente al suelo. ─Primero... ─la toma del brazo y de la cintura y la levanta con algo de esfuerzo, ya que ella se esfuerza por negarse. ─no soy un delincuente como tal. ─la deja sentada en un banco de cocina, pero se niega a soltarla, ya que su ebriedad la hace caer de lado como una ramita atrofiada. ─Segundo... ─la toma de nuevo y la deja en un sillón que está algo lejos del mesón de la cocina. Empuja con fuerza el sillón y la deja muy cerca del mesón. ─no puedes negarte a que te ayude, estás demasiado ebria como para no dejarte ayudar. ─dice abriendo el freezer sin quitarle la mirada de encima. ─y tercero... ─enciende la estufa y saca del freezer varias cosas. ─no deberías beber así, no pensé que serías ese tipo de chica. ─Mujer. ─levanta la mano y su mirada a él. ─no soy una chica, soy mujer. ─dice intentando levantarse. ─Quédate ahí, no me tomara mucho tiempo. ─dice dando un brinco hacia ella, evitando que se levante. ─Necesito ir a mi casa, no puedo quedarme. ─intenta levantarse nuevamente. ─tengo hab¿abre, tengo sed, y me está dando sueño, quiero ir a mi casa. ─dice dando cabezazos en el sillón. Fernando hace todo lo que necesita lo más rápido como puede mientras no le quita la vista a Angel. ─¿quiero agua? ... ─¿Me preguntas a mí, si tú quieres agua? ─pregunta apagando por fin la estufa. Saca rápido un vaso y le sirve agua helada. Más tardó Fernando en entregarle el vaso con agua, que ella en beberlo. ─Sí que tenías sed. ─regresa a la estufa. Toma lo que ha preparado, lo pone en un plato, lo decora muy bonito y se lo entrega. ─Come. ─dice y regresa a sentarse en el banco que antes le ha dado a ella. La música aún se puede escuchar fuera, pero no hay más gritos de Karina, ni sonidos de regurgitación de Sabrina, ni los chicas intentando coquetear con su amigo. ─Esto huele muy rico... ─dice dando un par de cabeceos, pero no tarda mucho en comer como si hubiera nada más en la vida que eso. ─¿sabes, hace cuanto tiempo no he comido algo preparado por alguien que no sea mi familia, y tan rico? Fernando se acerca a la puerta de la cocina para ver si su hermana está bien, pero por gracioso eh ilógico que parezca, Sabrina y Karina yacen en el sillón dormidas, una encima de la otra. Sin embargo, su amigo y las chicas que intentaban coquetearle, siguen allí, y al verlo se acercan. ─¿que haces hermano? ─dice su amigo acercándose a la puerta, sin importar que Fernando se opone a ello. ─Nada... ─dice abriendo sus brazos, intenta a toda costa que vean a Angel. ─la fiesta ya se acabó. ─dice intentando regresar y cerrar la puerta, pero una de las chicas se acerca nuevamente a él, pero está vez insinuando querer algo más, al acariciar su pecho y casi llegar a su entrepierna. ─La fiesta ya se terminó. ─toma su mano y la detiene. ─No seas aguafiestas... ─lo hace a un lado y pasa a la cocina. ─¡que rico!, ¿que es? ─pregunta la otra chica, pasando bajo su brazo. ─No se, pero sabe delicioso. ─responde Ángel sin levantar la mirada. ─¿Me das? ─se abalanza la otra chica sobre su plato. ─Sácalas de aquí. ─dice Fernando ya molesto a su amigo. ─la fiesta ya se terminó. ─dice parándose en la puerta, invitándoles a irse. ─Vamonos. ─dice su amigo abrazando a ambas. ─ya se puso aburrido esto. ─dice saliendo de la cocina, mientras asiente con disimulo, entiende que su amigo esté molesto. ─Ya me voy yo también. ─se levanta un poco menos tambaleante Ángel, pero aún está ebria. ─Siéntate. ─dice y ella lo hace cual niña regañada. ─y come, parece que está haciendo efecto. ─dice regresando el plato a su lugar. Las chicas ven con algo de enojo a Ángel, quien disfruta su comida calentita y recién preparada. Tan pronto como ellas se van, el las sigue para cerrar la puerta principal, que aún está abierta. Ángel aprovecha que Fernando no está a la vista para dejar todo en intenta irse, ya que él no la detiene. ─Ya no puedo más, quiero dormir. ─balbucea tambaleante caminado al lavaplatos. ─No. Lo que yo necesito es sexo, ¿hace cuanto tiempo no tienes sexo? ─se pregunta a sí misma. ─Deberías salir más seguido, conocer gente y tener sexo casual, como si no te importará, pero no... la señora quiere estar sola y ser libre, pero necesita seno, su cosa quiere sexo, pero esta señora no la deja... ─balbucea para sí mismo, sola mientras lava el plato. ─pero tener sexo no es la solución, o tal vez si, pero no hay con quién... ─toma agua con ambas manos y sumerge su rostro en ella. ─¿que haces? ─pregunta parado tras ella, haciéndola voltear del susto. ─¿Escuchaste algo?. ─balbucea avergonzada, pero él no dice nada, solo niega con la cabeza. ─bien... ─camina a la habitación de invitados. ─dice mirando como ha ordenado el plato y la cuchara después de lavarlo. ─no me llevarás a la cama, solo dije que quería sexo, pero no quiero romance. ─dice tan imprudente como el licor se lo permite. Al voltear su pie se dobla de manera incorrecta haciéndola caer sobre el pecho de Fernando, quién solo la ve por un par de segundos antes que ella lo besara.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD