Prefacio
A lo lejos pude ver la luz blanca encandilando mis ojos y haciéndome sentir una explosión de emociones que jamás en la vida había sentido, era el aire a mi alrededor que me hacía bailar un abismo de emociones o a lo mejor estaba experimentando eso que todos llaman ver la luz, aunque no sabía si la estaba viendo por una experiencia cercana a la muerte o si se trataba de que estaba muriendo y yendo a ese lugar al que todos llaman paraíso.
Pero si sabía algo; acabé con mi vida, no tuve el valor suficiente para enfrentar a mis abusadores y mi mente no estaba lo suficientemente sana como para enfrentar todo lo que me habían hecho vivir, morir era la mejor solución y por eso decidí acabar con mi vida, pero ahora lo pienso y me arrepiento. Si pudiera volver a la vida sería perfecto, de esta manera podría hacerles pagar todo el daño que me hicieron, me encantaría que me amaran y poderlos pisotear de la forma en que ellos lo hicieron y me molesta que por mi cobardía no pude hacerlo.
Mi madre me puso Noha porque era un nombre neutro o unisex, ella quería que yo fuera capaz de decidir quien quería ser, si quería ser hombre, mujer, no binario, genero fluido, etc. Ella no quería que mi nombre marcará una sexualidad, quería que yo pudiera seguir usando mi nombre sin importar cual sería mi genero en el futuro, porque parte de ser adolescente es construirse y ese fue uno de los factores desencadenantes de las burlas de mis compañeros, aunque mi nombre era neutro sonaba como de hombre y ellos eran tan ignorantes que lo usaban como burla. De repente la luz frente a mi me cegó y abrí los ojos en una extraña habitación con extrañas personas frente a mi.
—Mar, hija —Dijo la mujer frente a mi.
Yo me quedé viéndola sin entender, ¿Acaso dijo Mar? Es imposible, me llamó Noha.