Él

1861 Words
– Creo que los tragos están bien – agrego en la nota de voz –. Se ven … apetecibles – describo sintiendo el cosquilleo al paso de mis dedos, mientras uno se adentra en el interior de la tela tocando, sintiendo la humedad que brota. Mis labios se abren mientras en la imagen destaca el sutil gesto de sus dientes atrapando su propio labio, y simplemente me permito introducirme un dedo, y aunque mi mente me grita que esto no era parte de la revisión, el deseo me lleva a ir a por el segundo, que explora mi intimidad incitando deseo. – ¡Mierda! – La notificación en la pantalla simplemente me hace apartar la mano de mi intimidad. ◦ Junta con Alnor 8 en punto. – Puta notificación – maldigo. Por un instante tomo conciencia de lo que estaba haciendo hacía apenas unos segundos –. Me estaba tocando – susurro solo para mí –. ¿Qué mierda estás haciendo, Rossa? – me reprendo sin poder creer que estuviera haciendo cosas como estas, y no por tocarme, sino lo inapropiado de hacerlo mientras veía la foto de ese chico que apenas si tendrá unos 27 años con suerte. Dejo a un lado la copa de vino y de inmediato apago la pantalla de la tablet. Seamos honestos, no estoy joven para estarme masturbando en medio de la sala cuando mi esposo me espera en la habitación. Respiro procurando sacar de mi mente todo, tan solo me cuelo en la cama con cuidado de no despertarlo, y sin pensarlo me acerco más a él por instinto, aunque una parte me grita que culpabilidad. Me acurruco en su espalda, esperando que sentir su aroma me permita sacar sus brazos tatuados de mi mente, porque eso es muy jodido. Es un muchacho y tú una mujer casada, déjate de fantasías locas – me recuerdo cerrando los ojos procurando dormirme de una vez. Pero la humedad entre mis piernas late, las ganas, la sensación sigue ahí, y no consigo que se apague… Elevo la taza de café colocándola en mis labios mientras el sabor invade mi paladar. Todo lo que necesitaba ciertamente. – Tienes manchas oscuras en los ojos –. Sebastian señala las ojeras que adornan mi rostro –. ¿No descansaste bien? – No mucho – admito aferrando la taza más de lo que debo –. Supongo que es el cambio – miento. – Puede ser – accede dejando de darle importancia –. ¿Revisaste el nuevo proyecto? – elevo la mirada. – Parece ser una buena adquisición –. mis palabras lo ponen de buen humor –. Creo que tiene potencial – agrego. – Entonces hablarás con tu padre – asume de inmediato mostrándose satisfecho. – No aceptará la compra sin un trabajo de campo, lo sabes –. Me adelanto a lo que serán las palabras de mi padre, es un hombre que actúa bajo sus métodos, y aunque a Sebastian no le guste admitirlo, son funcionales. – No tengo tiempo para esas cosas Rossa –. Deja de lado la tablet mirándome fijamente. – Conoces el protocolo de la empresa – le recuerdo. Por costumbre mi padre y sus socios antes de adquirir cualquier lugar infiltran a una persona, esta se encarga de verificar que todas las cuentas e informes que las adquisiciones nos brindan sean reales. También verifican qué trabajadores continúan y quienes no nos sirve, es un trabajo efectivo que ahorra problemas a largo plazo. – Necesitamos personas jóvenes, es evidente –. Entiendo su apuro, Sebastian tiene una buena vista para los negocios, pero a veces es impaciente, algo que mi padre no acepta. Se levanta colocándose el saco, el clima cada vez más fresco ya que el invierno aquí se aproxima. Su móvil suena anunciando la notificación, el problema es que el mío también lo hace al mismo tiempo. – Una junta de emergencia – me avisa esperando a ver qué es lo que ha llegado a mi bandeja de entrada, y de antemano ya veo venir el dilema. – Solicitaron que yo también asistiera –. Su rostro se descompone por completo en tan solo unos segundos. Ange le interrumpe entrando sin avisar –. ¿Por qué mierda me ha llegado una solicitud de junta? – Muestra su mensaje exactamente igual que el mío. – Tu padre está planeando una función a lo grande – advierte –. Resuelve esto –. La brusquedad en sus palabras hace que mi hermana lo mire con rabia, rabia que traspasa a mí al ver que no digo nada al respecto mientas él se marcha sin siquiera despedirse. – Es un imbécil – agrega en cuanto la puerta se cierra. – Es mi esposo – le recuerdo. – Tu imbécil esposo – reúne ambos alegatos en una misma oración. – Solo está estresado –. No tengo ganas de lidiar con estas cosas, no ahora. – Y por eso te habla así, ¡ya date cuenta! – casi que grita. – Basta, Ange – le regaño dejando mi desayuno de lado mientras me coloco de pie –. Sé que mi matrimonio no es perfecto, pero el de nadie lo es, ahora estamos teniendo problemas, pero el punto de venir aquí es ese, arreglar las cosas. Me salgo pasando por su lado mientras mi pequeña hermana fiel creyente de conocer el mundo y decirles a todos cómo deben vivir, se queda detrás enojada conmigo. – Papá – hablo en el instante en que contesta la llamada. – Rossa, no hay discusión en esto – me advierte de antemano. – Revisé el proyecto y es bueno – insisto esperando arreglar todo. Ese se ha vuelto mi verdadero trabajo, siempre intentando arreglar todo, la casa, mi falta de fertilidad, mi matrimonio, mi familia, mis años invertidos. – Perfecto, entonces solo asiste a la junta y deja de preocuparte –. Conozco a mi padre lo suficiente como para saber que algo planea. – Papá – intento hablar, pero no me lo permite. – Hija, no digo que Sebastian no sea un buen hombre – detiene mis impulsos –. Pero quiero a mi hija de vuelta en la empresa –. El silencio se hace en la línea entre los dos, esta ha sido una conversación demasiado extensa los últimos dos años. Él quiere que regrese, pero eso implica que tendría que quitarle las acciones a Sebastian, y para él eso sería humillante, más aún cuando hace un buen trabajo. – No puedo, sabes que no es justo … – Lo que no es justo es que tu juventud se pierda dentro de las paredes de su casa esperando procrear como si fueras un animal de granja –. Su voz es más dura que sus propias palabras –. No te crie para estar a la sombra de nadie, siquiera a la de un buen hombre, aunque ese sea tu esposo –. Simplemente cuelga dejándome con el sabor amargo de lo que será un día demasiado largo mientras a las notificaciones llega la confirmación de la hora de la junta, una de la tarde. Tengo tres horas para disfrutar de la poca paz que me queda. Si es que eso existe… – Estoy cansada –. Me observo en el espejo viendo a la mujer que tengo en frente, una pequeña lágrima se me escurre con lentitud. Esta jodida sensación de vacío en el pecho, esta hambre de todo pero sin tener el valor de hacer nada, solo sé una cosa, estoy cansada de luchar por todo y sentir que no consigo nada. Sebastian es un buen hombre, pero esta no era la vida que quería para mí, siendo la mujer que siempre espera por su regreso, porque tenga tiempo para una caricia, porque me mire tanto como a su teléfono, por recordar lo que se siente sentirse mujer, creo que ya no sé ni lo que se supone que significa eso. – Tengo que ir – me resuelvo. El aviso era claro, se pospondría hasta que todos los miembros estuviéramos si alguno no iba, no hay brechas esta vez. Me preparo sin darle mucha vuelta a lo que voy a ponerme, se supone que el resto de mi equipaje llega en estos días, así que tiro de lo que hay. La puerta de mi habitación se abre dejando ver una cabellera castaña corta –. Ya estoy –. Ange se para en el umbral aguardando. – Bien, vámonos entonces –. La videollamada nos conectará a todos lo miembros, nosotras debemos ir a la empresa desde donde participaremos de la reunión. ______ ◊ ______ Las puertas del edificio se abren dejándonos pasar mientras algunas miradas se posan sobre nosotras cuando entramos al elevador exclusivo que solo lleva a un sitio, la última planta perteneciente a mi familia. De inmediato al abrirse la secretaria se acerca brindándome lo que sea que desee, yo solo quiero acabar con esto. Le dejo llevarme hacia donde debe ser la sala de juntas. La amplia puerta da paso hacia su interior –. Tu padre ya está listo para comenzar –. Sebastian siquiera se molesta en verme mientras toma su lugar en la mesa, la pantalla se enciende mientras de apoco los miembros se muestran en ella y apenas si tengo el tiempo preciso para respirar, al parecer hoy todos tienen prisa. Ange y yo ocupamos nuestros lugares, y para mi sorpresa, mi madre también está en la junta, justo al lado de mi padre. – Creo que ya estando todos, podemos dar inicio –. Mi padre toma las riendas –. Como primer punto, hablaremos de las nuevas redes de adquisiciones. – ¿Red de qué? – Hago un gesto a Ange para que guarde silencio, es sabido para todos que nunca le ha importado nada de esto. Desde que es mayor de edad adquirió sus acciones en la empresa, pero es nuestro padre quien la maneja ya que ha ella nada le importa de esto. Mi padre continúa obviando su interrupción –. Nuestro hilo adquisitivo siempre ha sido funcional, restaurantes, hoteles – menciona –. Pero los clubes nocturnos son algo nuevo – denota y más de uno parece estar de acuerdo con él. – La juventud hoy en día no quiere ir a un aburrido restaurante –. Sebastian interfiere –. Quieren cosas más … atrevidas, simples de una forma diferente. – No podemos solo invertir por eso, la juventud es demasiado cambiante – mi padre le advierte. – Por ello El Atrevido es una buena opción, nos permite manejar varios tipos de públicos en un mismo lugar –. No es menos cierto –. Nos ayuda a optimizar esfuerzo y gastos teniendo todo, Rossa estudió el proyecto – me menciona y yo solo deseo que no lo hubiera hecho, ya que todas las miradas se posan sobre mí –. Está de acuerdo con que es prometedor – me incita a que apoye su idea ante todos, o más bien, me deja sin opción. Todas las miradas aguardan por una respuesta de mi parte.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD