Sebastian Blackwell Los ojos de Cameron me observan detenidamente en cuanto su hermanita huye dejándome frustrado y cabreado a más no poder. Tengo que admitir que me está fascinando este jueguito de seducción, pero, el probar su coño me deliró por completo; el cómo se corrió sin más gimiendo mi nombre y cómo me incitaba a que me la comiera entera. Aún tengo el sabor de su sexo en mi boca y no sé si este juego me joda más de lo que ya estaba. ─¿Cómo estás? Aunque, por tu cara diría que no tanto y no indagaré sobre eso, por el momento ─Inquiere entornando sus ojos en mí. ─Podría estar mejor, los sujetos quedaron peor que yo ─respondo con un resoplo. Él me sonríe. ─Demos un paseo ─propone posando su mano en mi hombro y acepto caminando un poco incomodo porque mi polla sigue un poco dur