Me quedo perpleja viendo cómo mi guardia lo levanta del suelo y él gruñe adolorido. Tomo una profunda bocanada de aire pensando qué hacer con este canalla idiota. ─Espera ─Detengo a mi guardia que me mira desconcertado. Me acerco hacia Sebastian cruzándome de brazos y le detallo entornando mis ojos─. Di la palabra mágica o no te ayudaré ─negocio mirándome las uñas. ─¿Qué? ─Jadea─. ¡¿No estás viendo cómo estoy?! ─Dilas, y te ayudo. Simple, canalla ─insisto con una sonrisa. Él resopla y me clava su mirada azul odiándome. ─Por favor… ─murmura y esbozo una sonrisa─. Eres una sádica ─gruñe y le hago una seña al guardia para que le lleve a un lugar mejor y más cómodo. ─Eso ya lo sabías ─digo cuando pasa al frente de mí. Dejo salir un suspiro mentalizándome y busco el botiquín de primer