SIEMPRE SERÁS MÍA

CAPÍTULO 3

Lo que acaba de decir Brad me dejó sorprendido, y en estado de shock.

—¿Qué dices Brad? 

—Que debemos casar a nuestros hijos. — observa que lo sigo mirando como si estuviera loco, por lo que prosigue — mira amigo tu hija ocupa algo de control que Zuri y tú por más que le digan y hagan ella nunca va a obedecer. Sé que Oriel podrá con ella, lo hará. Y yo ocupo que mi hijo tenga una familia, hijos a quien dejar mi legado, creo que entre los dos podemos ayudarnos...

—Pues no lo sé Brad, no me gustaría que mi única hija se case forzada y aunque Oriel sea un gran hombre, no lo conozco lo suficiente para saber que tan buen esposo puede llegar hacer…

—¿Pero entonces si prefieres que tu única hija pueda morir por alguna tontería que haga? ¿eso quieres?.

Lo pienso y la verdad es que no, yo no quiero eso jamás en la vida me lo perdonaría…

—Si la verdad tienes razón quizás hasta se enamoran, pero ¿cómo vamos hacer?

—Bueno déjame pensar bien qué podemos hacer y nos vemos en una semana en mi oficina, pero debemos juntarlos y rescatarlos de ellos mismos. 

—Está bien amigo, vamos hacerlo espero no equivocarme. 

—Ya verás que no. 

ORIEL

Hace rato que estoy dando vueltas acá afuera y la verdad no sé ni qué hago aquí, Debería ir y buscarme una morena, rubia o pelirroja así poder atarla y hacerla mía de mil formas diferentes — Ya dejaste eso— me dice mi subconsciente y se que es verdad hace un año deje de ser amo, he tenido sólo sexo, pero no me siento bien, estoy cansado de lo mismo deje el sado porque no me llenaba y sexo así tampoco, ¿Qué es lo que me pasa? ¿Porqué mi vida está tan vacía? ¿será que tendré que buscar amor?

—¿Familiares de la señorita Greene?— el doctor interrumpe mis pensamientos…

—Yo vengo con la familia de ella, pero ahorita están en la cafetería. — le digo la verdad ya que mis hermana, mi mamá y Zuri se fueron a la cafetería con mi padre y Joel. 

—La señorita está histérica y no se como calmarla, ¿podría ir usted?

Estoy tentado en decir que no, pero me mira con súplica tendré que  ir y poner un alto a esa niña malcriada.

—Está bien, yo voy.

El doctor asiente y me guía hasta la habitación de esa niña malcriada..

Desde afuera se escuchan gritos de que quiere irse, que la suelten, que quiere que la dejen marcharse, pongo los ojos en blanco al oírla. 

Entró a la habitación y tres enfermeras están encima de ella tratando de ver si pueden ponerle un calmante, al entrar todas vuelven la mirada hacia mi y quedo hipnotizado con esos hermosos ojos color miel, ¿Por qué no me acuerdo de ella?, siento algo en mi pecho que no se que es y la verdad eso me enoja, y más al ver como esas idiota la están maltratando.

—Quiero que la suelten, ahora— Digo en un tono duro y autoritario, y ellas inmediatamente la sueltan. Alessa sigue viéndome fijamente y eso me incomoda, les digo a las enfermeras que se retiren y ellas lo hacen.. 

—¿Quién eres tú? Quiero a mis padres— dice subiendo la voz..

—Soy Oriel Miller y tus padres están en la cafetería junto con los míos. ¿Quieres por favor dejar de comportarte como una niña malcriada y madurar?

—¿Pero quién diablos te crees para hablarme así?.

—No soy nadie pero es el colmo que tus padres sufran tanto por tus estupideces y porque no te sabes comportar, a tu padre casi le da un ataque al corazón, ¿qué hubiera pasado si se muere porque tu andas de borracha? —es mentira lo de su padre pero tiene que entrar en razón no puede andar tomando tanto.

Sus ojos se llenan de lágrimas, muerda le hable muy duro.

—Si a alguno de ellos, le llega a pasar algo por mi culpa me mataría ya que nunca me lo perdonaría.

Su respuesta me ha sorprendido y no me gusta que piense así esta chica quiere destruirse ¡sola!

—¡Sigues pensando idioteces!, por el amor de Dios cambia esa maldita manera de ver las cosas y empieza a comportarte como una mujer y no una niña.

Ella agacha la cabeza y entrelaza sus dedos, ¡Dios! que me pasa con esta niña porque me inquieta tanto, porque siento como si hubiera despertado algo en mi que no conocía, o que estaba dormido.

—Sé que tienes razón, pero no logro resistirme, me gusta salir por las noches y con el alcohol no se que me esta pasando por más que trato no logro dejar de tomar. 

—Pues tendrás que hacerlo si no quieres que tú o tus padres terminen mal por tus tonteras…

—Si ya te dije que tienes razón..

En ese momento escuchamos la puerta.

—Guao mi hija dándole la razón a alguien eso es nuevo para mi, y no me lo esperaba, ¿veo que este joven te ha hecho reflexionar?

—Si papá y de verdad lo siento nunca fue mi intención llegar hasta aquí.

—Ale no se que pensar, creo que necesitas a alguien que aprenda a controlarte. 

—Papá no es para tanto. 

—¿No es para tanto? Alessa estás hospitalizada por sobredosis de alcohol y droga, para mi si lo es Alessa eres mi única hija y no quiero que nada malo te pase. 

—¿Sobredosis de droga? Papá te juro que yo nunca me he drogado.

—No, no lo hiciste, pero mira donde estás

—Ale deja de ser tan infantil, por el amor de Dios tú nunca vas a cambiar, si yo tuviera que controlarte te pondría mano dura y haría que te comportaras como una mujer. — le digo molesto. 

—Que dicha que dices eso hijo— dice mi padre entrando en ese momento y ¿ahora éste de que habla?.

Miro a mi padre que está viendo a Joel y después miró a Joel quien asiente con la cabeza!

—¿Qué pasa papá? ¿De qué hablan? — preguntó porque no me gusta el misterio. 

—Hijo Joel y yo acabamos de tomar una decisión, en la cual ni tú ni Alessa podrán hacer algo. 

—¿De qué están hablando?— pregunta Alessa.

—Hija tú necesitas que alguien empiece a controlarte, y ya tenemos a la persona que lo hará..

—¿A que se refieren?— pregunto algo irritado ya. 

—En que te vas a casar con Alessa, tú tendrás que aprender a controlarla y hacer que ella se comporte como tiene que ser. — 

No puedo creer lo que acaba de decir mi padre, parece que los dos entramos en estado de shock ya que ninguno habla, en eso nos miramos y caemos en cuenta a la realidad.

—¡¿Que?! — decimos los dos al mismo tiempo.