No muy lejos de allí Renzo asistía todo escuchando como uno de sus hombres jadeaba por el dolor que sentía. —¡La hija de puta me ha disparado, jefe! – Rugió Drake mientras se apoyaba en Spike y Renzo se llevó las manos a los bolsillos. —No te quejes tanto Drake, vas a sobrevivir. –Gruñó Renzo con impaciencia, después lo ayudó a caminar. – Spike avisa al príncipe que el trabajo está hecho y que debe ingresar el dinero hoy mismo en mi cuenta. – Renzo se paró girando para ver a Spike y agregó algo más. – También le dirás que quiero el doble de lo que me había ofrecido, esos millones deben estar en mi cuenta esta noche o si no habrá consecuencias. Delante de la pequeña casa Reich sentía un hueco abriéndose en su pecho pensando en Reagan y los bomberos no tardaron en llegar para detener
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