La luz, sus ojos estaban cerrados, pero podía sentir la claridad que entraba por la ventana alumbrando sus párpados. Ava solo hizo un movimiento antes de abrirlos para encarar un día más de encierro y en el momento que movió el primer músculo, su cuerpo le recordó todo lo que había pasado la noche anterior, le dolía absolutamente todo. Lo más cruel y lo que más vergüenza le daba era pensar en las palabras de Derek, en todo lo que él le había dicho sobre el hecho de que ella seguía amándolo, algo que ella se negaba a asumir. Para Ava era una impotencia aplastante saber que Derek tenía razón y lo peor era tener que aceptar que ella misma le había dado esa confirmación cuando volvió a entregarse a su esposo, demostrando que su deseo por él estaba por encima de su odio… Ella se negaba a se