Cansado, frustrado, cargando un odio dentro del pecho que seguramente terminaría provocándole un cáncer, eso era lo que sentía Edgar Anderson mientras se dirigía a la mansión que algún día perteneció a su odioso hermano mayor Edward. Edward había logrado realizar todos sus sueños mientras que Edgar solo observaba desde las sombras, para ser más exacto desde la sombra de su hermano. Pero Edward estaba muerto y aún así Edgar tuvo que limitarse a vivir de migajas. Durante un tiempo empezó a ganar algo de respeto dentro del Klan, un lugar suyo…solo para él, hasta que el hijo mayor de su hermano decidió regresar un día y quitarle todo otra vez, de la misma manera que Edward lo había hecho. Edgar pensó que por lo menos su hermano lo trataba con el debido respeto, pero Derek jamás lo había