Despertando un poco sobresaltado, Aaron se enderezó sobre sus codos y observó a su alrededor un poco confundido hasta reconocer estar en su habitación.
Frunciendo sus cejas ligeramente, el omega rodó sobre su espalda y contempló el techo pintado de blanco. Alzando sus manos, las pasó por su rostro sin poder creer que nuevamente había caído dormido tras tratar a Liam.
A esas alturas, él sabía que ya debería de estar acostumbrado de la extrema pesadez que cubría siempre su cuerpo cada vez que tenía una sesión con Liam, pero aun así, estaba seguro de que si seguía desapareciendo por el resto del día luego de haber tratado al alfa líder, los demás se comenzarían a preguntar por qué.
Soltando un largo suspiro, el lobo omega hizo un chequeo mental de la situación de su cuerpo y sus labios se
