Estos dos tortolos se quedaron dormidos de inmediato una vez que cenaron, el cansancio hizo estrago en ellos. Jeremy es el primero en levantarse ya vestido, se acerca hasta la cama y Victoria apenas estaba recién despertando. Mientras coloca su reloj, la mira con asombro y le dice: —Victoria—y abre sus ojos como un par de huevos fritos. Ella al ver la cara de espanto de Jeremy, voltea para verse a un espejo que tenía a su costado y enseguida musita: —Diablos—mientras pone sus pones en blanco apenada, por que la haya visto así tan desprolija y con los cabellos enredados que no le hacían justicia a su delicada belleza. Jeremy solo se ríe, y se dice con ironía para sí mismo, que definitivamente Victoria no le inspira ni un mal pensamiento, la idea de tener siquiera una aventura con ella q