—¡Nina! ¡Estás bien! Catriel corrió a abrazar a Nina, la cachorra lo llenó de babas y se sintió feliz de tenerla, cuando miró que tenía un collar con una placa, se giró para ver a Hélic. Cargó a su mascota entre brazos y se le acercó al pelirrojo. —Gracias por salvar a Nina —susurró—, no pude dejar de pensar en ella... —La logramos enviar aquí a tiempo —dijo, Catriel asintió feliz—, ¿cómo te encuentras? —Supongo que... todavía no entiendo qué pasó. —Con el tiempo será más ligero —Hélic susurró, Catriel se encogió de hombros y miró el cielo—, ¿en qué piensas? —En huir —susurró—, lejos, donde nadie nunca me encuentre... —¿Solo...? ¿Hacia dónde planeas ir, Catriel? —Sí, Derenik es feliz con Ayase, sabes... yo quiero a Derenik, lo quiero tanto que no entiendo por qué me duele verlo ser