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1697 Words
NESH Durante todo el tiempo pienso si ella estará bien, si me necesita o si sigue teniendo esos sentimientos por mí. Porque jodidamente yo no puedo olvidarla. Ella fue hecha para mí, me pertenece. Las calles se han convertido en lugares peligrosos para todos. Los demonios salieron del infierno y masacraron a la humanidad. Los edificios estaban en ruinas, había pasado ya cinco años desde que Mia trajo el caos a este mundo, haciendo que se abrieran portales cuando su poder fue manifestado. Los demonios salieron a la superficie, y después los ángeles bajaron para combatir una guerra entre ambos mundos, siendo la tierra el lugar de combate. Con ello fueron muchas muertes. Hubo cataclismos, sismo, inundaciones, destruyeron ciudades enteras. Y el centro de Australia fue destruido por Mia y su hermana. Siendo el dios del caos, no esperaba el tamaño de esta fractura. Mia, no era una persona vengativa ¿por qué estaba haciendo esto? Si no lograba llegar a ella y detenerla, el retorno de todo esto no iba a ser posible, nunca. Los cielos eran oscuros todos los días, desde que los ángeles habían bajado no la había vuelto a ver. Había tenido una batalla con alguno de ellos, no les fue bien. Ahora estaba rastreándola, pero no había nada de ella. —¿Sigues buscándola? —Jake me miró con suspicacia, llevaba años buscándola, pero aún no daba con su paradero. Le pedí ayuda a mi hermano Khorne, pero me la negó. Dijo que no iba ayudarme más, porque la última vez ocasioné todo esto, le había dicho que iba a cuidar de Mia y a controlarla para que no ocasionara un caos, pero había fallado terriblemente. Mis hermanos me habían dado la espalda, estaba solo. Solo tenía a Jake, era mi guardia personal y no poseía tales poderes. —No me rendiré, necesito encontrarla para que todo esto vuelva a la normalidad. —respondo, estoy cansado. He viajado por portales por días, y no he sentido rastro de ella. Aún tiene un pequeño rastro de mí porque lo huelo en el aire, pero no es tan poderoso como para tener una exactitud de su paradero. —Mi lord, ha viajado mucho, está cansado. Debería dormir un rato. —sacudí la cabeza, no era momento de descansar. —Jake, necesito encontrarla antes de que ellos lo hagan. Si ellos la encuentran, podría lastimarla —tan solo pensarlo me dolía el pecho. Mis piernas fallaron y Jake vino a mi ayuda, —no puedo sentarme a esperar que eso suceda. —Pero si usted no descansa. No tendrá las fuerzas para combatir a aquellos que quieran dañarla, a su princesa. —él tenía un punto. Era verdad. Me sentía débil, mi poder estaba debilitándose, necesitaba recargar fuerzas para poder estar fuerte a su lado y ayudarla. —Acuéstese aquí —débilmente lo hice, y él llevó un vaso con agua, el cual bebí y un poco de fruta. No me di cuenta que estaba hambriento hasta que me comí todo. Jake, era un buen amigo. —Gracias, Jake. —dije débilmente. Mis parpados pesaban. —No es nada, mi príncipe. Estoy para servirle. —escuché a los lejos, antes de que la bruma de oscuridad me arrastrara a un descanso. *** Caminé por las calles con mi cetro y dejé a Jake en la guarida. No era mucha utilidad cuando lo sacaba a las calles, eran peligrosas, me encontraba en Sydney, ya había estado en Brisbane y recorrido toda la ciudad, pero no encontré rastro de ella, esperaba que aquí tuviera una mejor respuesta. Las calles eran solitarias, era de día, y los demonios solo habitaban de noche, mientras que los ángeles sobrevolaban todo el día. Usé un glamour poderoso para no ser reconocido como un Dios del caos. Aunque no esperaba que me funcionara por mucho tiempo. En mi camino vislumbré un vestido verde con cabellos púrpura, la alarma se asomó en mi cabeza y corrí hacia la persona que había visto hace un momento, la vi meterse en un callejón y cuando no la vi por ninguna parte, grité su nombre. —¡Mia! ¡Alyssa! —no hubo respuesta. Me dirigía de nuevo a la calle cuando escuché un ruido. Me giré sobre mis talones y fui hacia el barril, encontré a una niña de ojos púrpura y cabellos del mismo color mirándome con miedo. Era la misma imagen que Mia y de Alyssa. Fruncí el ceño. —¿Quién eres tú? —bramé. Ella se estremeció con mi voz. Sus ropas estaban rotas y sucias, su rostro estaba igual sucio, parecía hambrienta y sus ojos estaban vacíos. Era una versión que nunca vi antes, y me asustaba. —¿Por qué huiste? Sacudió su cabeza. Ella seguía escondida detrás del barril mirándome con miedo. —¿Hablas? —asintió con su cabeza. —¿Cuál es tu nombre? Ella se levantó de su lugar de escondite, era solo una niña asustada que media menos de un metro. —¿De dónde vienes? —sus ojos púrpura estaban asustados, pero no de mí. Miró el cielo que empezaba a oscurecerse y agrandó sus ojos. —Ya vienen. —¿Quiénes? —corrió a mí y me abrazó, enterrando su cabeza en mi estómago. Era muy pequeña. —¿A quién le temes? —Ellos vienen por mí. —el cielo se oscureció por completo y unas risas resonaron por las paredes, escuché pasos venir a nosotros. Y me preparé para una batalla, puse a la niña detrás de mí para protegerla. Aunque no fuera Mia ni Alyssa la que había encontrado, protegería a esta niña que se parecía a ellas. —No temas, te protegeré. —sus manos pequeñas se agarraban de mi abrigo. Las figuras se hicieron visible en la basta luz de una farola. —Tú no eres una bruja, no perteneces aquí. —las figuras que se veían como monstruos, eran solo la de unos niños riéndose y burlándose de la niña que estaba asustada detrás de mí. —no eres nadie. La niña se estremeció y sentí que comenzaba a llorar. —¿Quiénes son ellos? —le pregunté. No respondió. —¡Vete! No perteneces aquí. —otras risas. —No puedes ni hacer magia, —Ella ya estaba llorando. —¡Váyanse de aquí, niños! —grité. Pero no se inmutaron, de hecho, ni me miraron. —¡No eres nadie! —sentí como se tensó la niña y salió detrás de mí para enfrentarlos. La miré con los ojos llameantes y los puños hechos. —¡Si lo soy! —gritó. Ya no había miedo, solo ira. Los niños se asustaron al verla revelarse. —¿Y qué vas hacer? ¿nos vas a hechizar? ¿invocaras ranas para asustarnos? —todos se carcajearon. —si no puedes, no sabes cómo hacerlo. No eres nadie. —¡Yo soy una bruja! —y de sus manos salieron bolas de fuegos disparadas hacia los niños, que con ojos abiertos retrocedieron. Con cada paso que daba hacia ellos, ellos retrocedían más con las bolas de fuego que invocaba. —¡Soy Alyssa, una bruja suprema! —quemó a los niños por completo y miré atónito la escena en como se convertían en cenizas ¿Qué acababa de suceder? La niña, que ahora era Alyssa me miró con una sonrisa de suficiencia y ojos brillantes. —¿Asustado Slaanesh? —¡era ella! Pero aún era una niña ¿cómo es posible? —¿Alyssa? —pregunté perturbado. La niña se acercó a mí, pero su mirada era malévola. Ya no había rastro de la niña asustadiza de hace un momento. —Te he traído aquí para que puedas ver lo que hago con las personas que me estorban y quieren hacerme daño. Este es un recuerdo de hace mucho tiempo, es mi advertencia. —¿Advertencia? —repliqué. —Quiero encontrar a Mia. ¿cómo está ella? —Está bien, mejor de lo que esperaba. Pero debes dejar de buscarla, porque si no, voy a tener que destruirte y no será divertido. —No te tengo miedo —ladeó una sonrisa. —Deberías, soy una Hude, después de todo. Somos lo que todos los reinos temían hace mucho tiempo, las cosas no han cambiado. Somos poderosas, y crearemos un mejor mundo. —Estás manipulando a tu hermana para que te ayude con tu propósito. Mia, no quiere esto. —Ahora lo querrá, ha visto quienes la lastiman y la usan, son las personas que dicen quererla. Ella está cansada de perdonar y que la hieran. —Alyssa —suplico. —Deja que hable con ella. —No es necesario. —Tú estás envuelta en esta oscuridad, porque sufriste. Acabo de ver lo que esos niños te hacían, debió ser difícil vivir así todo este tiempo. Sé por qué quieres proteger a tu hermana, pero ella no merece que la arrastres a tu oscuridad. Mia, es mejor que eso. Chasquea la lengua. —Se acabó tu tiempo. Regresa a tu mundo y no vuelvas a buscarla. Si no, la próxima vez que nos veamos, no será para una advertencia, si no para tu muerte. —levantó la mano derecha y chasqueo los dedos. —Mi lord, ¿se encuentra bien? —me levanté de la cama casi ahogándome, necesitaba agua. —Agua. —Jake trajo un vaso y bebí de el hasta que pude recomponerme. —¿Mi lord? ¿cómo se siente? ¿Qué sucedió? —había sido un sueño. Pero Alyssa estaba allí, ella se había metido en mis sueños para advertirme que dejara de buscarlas. Nunca me había pasado antes esto, y eso solo significaba que se había convertido en alguien más poderosa. Una rival que no iba a dejar la batalla tan fácilmente. —Debemos irnos, nos encontraron —Alyssa y Mia, estaban más cerca de lo que imaginaba. Creía que ellas iban a huir, pero teniendo el sueño siendo ella tan vengativa, no iba a hacerlo. Iba a enfrentarlos, y no estaban tan lejos de mí, si fue capaz de meterse a mi sueño, debía estar cerca. —Vamos, o las perderemos.
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