Un mes y dos semanas después…
Nathan.
---¿Quieres más coñac? --- pregunto la belleza morena de ojos oscuros.
¿Qué si quiero más coñac? No. Ya estoy destrozado como estoy, pero mi mente sigue corriendo con pensamientos sobre la mujer que robo mi corazón, mi alma.
---Claro --- murmuré.
Su sonrisa felina estaba plasmada en su rostro sensual mientras servía. Tome un trago y me encanto la suave quemadura del costoso licor. Su mano acarició el lugar expuesto de mi pecho donde mi camisa estaba desabrochada. Obviamente, está tratando de llamar mi atención, pero opté por ignorarla. Ella tomó mi indiferencia como una luz verde y comenzó a desabrocharme la camisa apresuradamente.
¡Demonios, esta mujer era inflexible!
Empezó a besarme el cuello, el pecho y el estómago. Su lengua demoró alrededo
