VALENTINA.
Estaba sentada en silencio, mi mente a miles de kilómetros de la carretera atestada por la cual viajaba. Mis pensamientos puestos en un hombre que deseaba poder olvidar y al mismo tiempo aferrarme desesperadamente. No entendía por qué me hacía esto. Una vez más sus decisiones cambia tan rápido como el día a la noche, propuso un contrato para luego deshacerlo. ¿Cuál es la razón? Nada de esto debería sorprenderme, por otra parte, es lo mejor para todos.
¿Por qué no le puedo olvidar?
Mis hijos ya casi tienen siete años, pero daba la sensación de que fue ayer cuando Nathan despiadadamente nos forzó a salir de su vida.
Y seguía doliendo.
Estaba enfadada por el resentimiento que quedaba, mi incapacidad en dejarlo atrás, mi incapacidad de volver a amar.
Sacudiendo la cabeza aflig
