CINCO
Llevaron a Sam de regreso a su celda y el procedimiento de quitarle las esposas fue rápido. Liz ya había regresado de donde sea que haya estado. Sam quería su lugar de regreso pero después de todo lo que había visto y escuchado eso no estaba en su lista de preocupaciones. “Y, ¿quién quería verte?” preguntó Debbie.
“¿Qué? Ah, no sé qué pasó, fue un malentendido. Nadie llegó,” le respondió Sam mintiéndole. ¿Quién creería la verdad, si apenas podía creerla ella? Sin embargo, nadie había visto el nuevo accesorio en su brazo todavía. “Bueno, tienes suerte,” le respondió Debbie, y Sam se recargó contra la pared y se deslizó al suelo.
“Sí, qué suerte,” respondió y respiró hondo. “¿Ustedes qué harían si supieran que se va a acabar el mundo?” les preguntó Sam, todavía sorprendida con lo qu
