DIECINUEVE
Kevin estaba parado frente a Thor, sin aliento. Ya estaba viejo, todo este combate lo estaba hartando. Thor no parecía estar para nada cansado. “Humano frágil, ¿eso es todo lo que tienes? ¿Realmente mereces tener un arma de los dioses?” le preguntó Thor enojado, ofendido por su debilidad. “No, sólo necesito un pequeño descanso,” dijo Kevin y estiró los brazos. Vysenia lo regeneraba por dentro, era la única razón por la que podía aguantar toda esta actividad.
“¿Crees que los Yokaiju te van a dar un descanso? ¿Crees que el enemigo te va a tener piedad? No sé que clase guerras débiles tengan en Midgard, pero de donde yo vengo, el enemigo nunca muestra piedad,” respondió Thor, alzando su enorme y n***o martillo y alistándose para dejarlo caer sobre la cabeza de Kevin.
“Espera, hi
