#5
Carmen miró a Sara con odio.
__¿Qué haces aquí? ¡Maldita!__ gritó mientras se dirigía a Sara, su esposo la detuvo para que no haga un escándalo.
__¡Suéltame! déjame matarla.
__ Ya basta Carmen, cálmate.
Sara vio fríamente a la mujer que gritaba culpándola de la muerte de su hija, optó por responderle haciendo silencio, pensó que no valía la pena hacer un escándalo por tan poca cosa, así que puso sus ojos en blanco mientras sacaba el largo abrigo que le cubría su cuerpo hasta la rodilla. Una vez que lo sacó, dejó al descubierto un vestido rojo, todos le miraron y empezaron a murmurar, Arturo la miró con mucho enojo.
__ ¡Ese no es el vestido que te di!
__ Claro que no, ¿desde cuándo eliges mi ropa?
Al ver a Sara con ese vestido, Carmen se sintió rabiosa y encaró directo hacia ella, haciendo a un lado a su esposo.
__No dejaré que esta demente se burle de mí hija en su sepelio.
Una vez que la tuvo en frente, y sin mediar palabra alguna, la pesada mano de Carmen cayó sobre el rostro de Sara, marcándole gran palma roja de piel hinchada. Pero Sara de inmediato le devolvió el gesto, haciendo que Carmen retrocediera, sorprendida y aún más furiosa.
__ ¡Sara, No! ¿Qué haces?__ exclamó su padre sorprendido y avergonzado.
__ ¿Qué no ves cómo me dejó el rostro esta vieja, o acaso quieres que la deje que me mate a golpes?
Carmen sobó su mejilla.
__ Ya lárgate de aquí, malnacida.
__Si por mí fuera no estuviera aquí señora, ¿usted cree que estoy aquí por qué quiero?, jamás estaría en el sepelio de una zorra traicionera como su hija.
__ ¡Cállate!__ gruñó su padre rabioso mientras la sacaba del lugar, se disculpó con la mujer que su hija golpeó.
__Suéltame, me lastimas.
__ No me digas que ahora tu sientes dolor__ le dijo con sarcasmo.
__ ¡Lo que faltaba! tú también crees que soy culpable ¿por qué no me entregas a la policía de una vez?
Se detuvo mientras esperaba la respuesta de su padre.
__La avergonzaste frente a todos, fui testigo de eso, ¿crees que no fue suficiente la vergüenza que pasó, para que tomara la decisión de matarse?
__ ¿y lo que ella me hizo? ¿Acaso eso no importa?
__ Sabes que eres mi vida, pero actúas de una manera inmadura. Pretendes sacar a relucir la madurez de tus veintitrés años, sin embargo te comportas, incluso más inestable que una adolescente.
__Últimamente parece que no te importo ¡Si te avergüenzo quédate solo!
Sara se adentró en el auto, pidió al chófer que le lleve lejos de ese lugar.
__Tengo que esperar al señor Héctor, respondió educadamente el chófer.
__ Bájate, gruñó.
__ ¡Pero señorita!
__ ¿Qué esperas?__ gruñó al abrir la puerta, aquel hombre bajo antes de recibir una punteada de su jefa.
__ Si quieres esperar a mi padre, hazlo
Subió y se marchó, escuchando música a máximo volumen.
Recordó la dirección de la casa de Alez, se encamino hasta allí, deseaba verlo, necesitaba saber de él. Al llegar lo encontró conversando con un hombre fuera de su casa.
Por los movimientos y las expresiones de sus rostros, se notaba que el hombre mayor estaba enojado, y en el rostro de Alez se reflejaba una preocupación.
Después que el dueño del auto se marchara, Alez se adentró a su casa, suspiró y se sentó sobre el mueble.
__ ¿Qué te dijo?
__ Quiere de vuelta el auto o la mitad que falta del dinero.
__ ¡no comprende que te robaron! hablaré con el más tarde, debe ser consiente y esperar.
__ Gracias tía, pero déjame solucionarlo a mí.
Después de una hora Don Sergio llamó a Alezandro para decirle que no se preocupe por la deuda del auto, qué el auto se perdió y la deuda también.
__ Don Sergio, se lo pagaré cuando lo recupere. Usted sabe que jamás me atrasé en ninguna cuota, así que por favor, siga confiando en mí.
__ No es necesario muchacho, ya olvidemos esa deuda.
__ Pero, no entiendo ¿qué le hizo cambiar de opinión?
El hombre tras el otro teléfono se quedó en silencio, luego respondió __ Nada, es solo qué pensé bien y no es tu culpa que te hayan robado.
Después de eso cortaron la llamada, Alez se quedó pensando largo rato por el repentino cambio de opinión, aunque le favorecía mucho que lo haya liberado de la deuda, no tenía idea a qué se debió tal decisión.
Desde aquel día, Sara no volvió a Saber de Alez, pasó sus días en la oficina, Franco pasaba enviándole flores para que le perdone la traición. Cada ramo de flores que llegaba iba directo al basurero. Por la tarde salió de su oficina, antes de abrir su auto gritaron su Nombre.
__ Sara Sanchez.
La voz se le hizo familiar, regresó a ver la mujer tras de ella, Carmen sostenía un arma con la que apuntaba directamente a Sara.
__Te mataré, malnacida, morirás por haber orillado a mi hija al s******o.
Sara le miró y sonrió con desagrado.
__No te atreverías.
__Claro que lo haré, asesina, tu eres la culpable de todo y vengaré mi niña__ Carmen cerró los ojos y disparó.
Cuando Arturo bajó del ascensor se encontró a su hija siendo apuntada por un arma, sin pensarlo dos veces corrió y abrazó a Carmen, el movimiento del apretón de Arturo produjo que la bala se desvió directo en el brazo de Sara. Antes de que pudiese reaccionar tomó el arma de las manos de Carmen y se la quitó.
__ ¡Carmen! ¿Qué hiciste?__ le miró con asombro, la mujer se levantó y procedió a marcharse.
Corrió hasta donde estaba Sara, como era hora de salida los empleados empezaron a bajar, y al verla herida llamaron a la policía.
Al ver la sangre salir de su brazo Sara se desmayó.
__Tranquila cariño.
Carmen salió huyendo del lugar, corría por las calles llorando, no sabía por qué había hecho aquello, solo sabía que había el dolor de haber perdido a su hija significaba perder la razón de vivir.
Ya nada le importaba, llegó hasta el lugar donde enterró a su hija y se clavó a llorar de rodillas.
__ Llévame contigo mi niña, no quiero estar sola, te extraño.__ sollozaba entre llantos y suspiros, con sus manos recorría el nombre de su hija tallado sobre la fría lápida.
__Abi ¿por qué? ¿por qué me dejaste?__ se dejó caer hasta el frío cemento, mientras veía la imagen de su hija en la mente.
Trasladaron a Sara hasta la clínica donde extrajeron la bala en una pequeña operación. Despertó algo sedada, sin sentir su brazo, lo primero que vio fue a su padre dormido sobre el sillón. Se veía cansado y agotado, intentó levantarse pero pensó que ello podría perjudicarla, sabiendo que aun sentía el efecto de la anestesia y le costaba moverse libremente, estaba en esto cuando su padre despertó.
__Cariño, al fin despertaste, no te muevas dime qué necesitas.
__ Necesito el baño…
Franco fue a visitarle pero Arturo lo corrió, a pesar de que era su ahijado, primero estaba el amor por su hija.
Dos días después le dieron el alta, llegó a su casa y se sintió mejor
__ Con cuidado cariño__ pedía Arturo cuando subían la escalera.
__ Puedo hacerlo sola, tengo dañado el brazo no las piernas__ rieron juntos.
__ No podrás ir a la oficina hasta que te recuperes.
__ Tampoco pasaré encerrada todo el día.
__ Bueno, puedes salir con el chófer.
__Quiero un chofer para mí sola.
__ Bueno, llamaré a la agencia hoy mismo.
__ No es necesario padre, ya tengo en mente quien será.
__ ¿quién?
Evadiendo la respuesta, le dijo que se sentía cansada, así que Sara directamente cerró la puerta y encerró en la habitación.
Al día siguiente, Roma llevó Desayuno hasta la cama y quiso ayudarla a comer.
__ Nana, estoy bien, déjame comer a mi sola.
__ ¡Claro que no! podrías lastimarte.
__ Nani solo es un brazo, aún tengo bueno el otro__ respondió Sara mientras le quitaba la cuchara.
__ Mejor ayúdame en algo, ve a esta dirección y dile a Alez que necesito verlo.
__¿Quién es Alez?
__ Es el muchacho que me ayudó la noche de mi cumpleaños.
__ ¡Ah! ¿te has estado viendo con él? __ Ambas intercambiaron miradas de complicidad.
__ Sí, pero no es lo que crees__ Respondió con algo de rabia y frustración.
__ ¿por qué no? me pareció ver que era muy guapo.
__ No es de mi misma clase social.
__ Mi niña, a tu padre eso no tiene por qué importarle.
__ Quizás a él no, pero a mí sí.
Roma movió su cabeza en desaprobación, no podía creer que Sara se negara a enamorarse de alguien por su clase social.
Después de una hora salió en busca de Alez, llegó hasta un barrio alejado del centro de Tumbaco.
Alez estaba revisando un periódico, ya era la segunda semana que pasaba intentado buscar trabajo.
Había gastado muchos dólares llamando para que todos le digan que no, quiso seguir trabajando en la app de taxis, pero los dueños de los autos querían exprimirle; solo querían pagarle mucho menos del porcentaje establecido por la aplicación de viajes, sin incluir el combustible, se contactó con muchos pero todos pedían lo mismo. Fue entonces que decidió buscar otro tipo de trabajo, solo para corroborar que todos eran abusivos, querían pagar poco y hacerlo trabajar horas dobles.
Cuando abrió la puerta de su casa se quedó mirando a la anciana parada frente a ella, el rostro de la mujer se le hizo familiar, parecía haberla visto antes.
__ ¿Usted es la nana de Sara?
__ Sí, ¡Qué bueno que me recuerdes!__ respondió mirando hacia adentro, ella era un anciana muy curiosa, Alez sonrió.
__ Disculpe por ser mal educado, por favor, pase.
__ Gracias muchacho.
__ ¿Qué le trae por aquí?__ preguntó mientras preparaba un café para recibir a la señora.
__ Mi niña me pidió que te buscara.
__ ¿Le pasó algo?__ preguntó mientras se acercaba con el café y unas cuantas galletitas que su tía había preparado.
__ Gracias, ella está bien, solo quiere verte, por eso me envió a buscarte.
__ ¿y por qué no vino ella?
__ Hace dos día le disparó una loca, está herida en el brazo.
__ ¿Qué? Entonces vamos ahora mismo, quiero verle. Roma miró al hombre mientras tomaba un sorbo de café. mostraba tanto interés y entusiasmo por Sara, eso a la anciana le agradaba.
Regresaron Con el chófer que les esperaba afuera, pronto llegaron a la mansion.