Dos días después de haber hablado con Aiden, fui al edificio administrativo de Hoteles y departamentos Garay: la todavía compañía de mi familia. Necesitaba incorporarme lo más pronto posible y eso significaba comenzar a trabajar. Llegué al inmenso edificio color azul con grandes ventanales. Llevaba un par de años sin pisar el lugar, cuando ingresé pude ver mucha gente pasar de un lado a otro en el lobby, el interior era muy hermoso y elegante sin lugar a duda ya no era el mismo lugar que recordaba. Me reporte de inmediato. La recepcionista seguía siendo Carla, la misma mujer que estaba en el puesto cuando mi madre estaba viva. —¡Señorita que gusto volver a verla!—exclamó con alegría. —El gusto es mío, sigues muy guapa cómo siempre—le comente alegremente, ella era una hermosa, trabajado